En los casi 1000 kilómetros de costa de los que dispone la provincia de A Coruña uno puede, si busca y se fija, encontrarse con todo un conjunto arquitectónico patrimonial al que poca atención se le ha prestado en las últimas décadas. Cetáreas, bateas, piscifactorías, molinos, conserveras, muelles, astilleros y construcciones de tipología similar yacen olvidados en el litoral coruñés: si bien la arquitectura industrial constituye una de las manifestaciones menos consideradas y valoradas en términos generales, las construcciones relacionadas con la explotación de nuestros mares han ocupado, hasta ahora un tercer plano en las prioridades.
El Museo Virtual de la Fundación María José Jove (MUV) rompe este paradigma con el proyecto Arquitectura al límite. Construcción industrial en el borde litoral, un trabajo de investigación elaborado, en colaboración con la Diputación, por arquitectos ligados a la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña, que dedicaron un año a inventariar y catalogar los tesoros de las costas coruñesas con un objetivo: llamar la atención de las administraciones y de la ciudadanía sobre el valor de estas construcciones, así como divulgar sobre su transformación, abandono y reconversión.
“Es un proyecto planteado para incidir en la investigación y en la transferencia de conocimiento. Queremos generar debate en torno al patrimonio arquitectónico de la línea de costa. Muchos de estos inmuebles se encuentran en un estado precario, casi a borde de la desaparición”, explica la directora del Museo Virtual y del propio proyecto de investigación, Susana González.
El resultado es una recopilación de casi 300 construcciones clasificadas en ocho tipologías, cuyas particularidades y concepción se pueden consultar en la web https://arquitecturalimite.com. La exposición virtual cuenta, además, con recreaciones en 3D de algunos de los inmuebles menos accesibles al público, fotografías cenitales e incluso vídeos, con gran cuidado en la estética y una pequeña explicación de cada uno de los inmuebles catalogados.
El valor de la ruina
Se trata de arquitecturas enormemente condicionadas por el territorio y el mar, lo que delata un esfuerzo constructivo por parte de sus ideólogos y promotores. “Queremos dar a conocer estos inmuebles, divulgar este patrimonio y hacerlo accesible. A veces no lo es por la propia naturaleza de estas arquitecturas y su ubicación abierta al mar”, añade González.
Los arquitectos Carlos Quintáns, Elisa Gallego, Juan Creus, Óscar Fuertes y David García-Louzao fueron los encargados de dar vida al proyecto, cuyo recorrido trasciende a lo recogido en la página web resultante. Los arquitectos impartirán, en paralelo, una serie de charlas y conferencias sobre las particularidades y el impacto de estas construcciones, que se podrán seguir a través de la web del Museo Virtual (https://muv.fmjj.org).
“Consideramos patrimonio estos elementos porque entendemos que tienen un valor. Son construcciones que tienen que hacer frente a la transformación de la pendiente y el envite del mar, con lo que necesitan una gran resistencia contra los fenómenos de la naturaleza”, explica el coordinador del proyecto, Carlos Quintáns.
Un esfuerzo constructivo que, juzgan los arquitectos, engrandece el valor patrimonial de estos inmuebles. Estas arquitecturas pasan, cada vez, menos desapercibidas para turistas y curiosos, que comienzan a apreciar la estética rompedora de estos paisajes industriales del borde litoral. Un atractivo magnético que se aprecia fácilmente en las imágenes cenitales tomadas por David García-Louzán (recogidas en este reportaje junto a parte de los textos que las acompañan y complementan), en las que se observa la fusión de estas construcciones con el entorno en el que se asientan y su integración, más o menos agresiva, con el paisaje que las cobija. “La gente comienza a verlas como construcciones bellas. En algunas ocasiones, porque son muy contundentes, y en otras, el interés se lo da el que solo se conserve una parte. Es el valor de la ruina, ese punto de romanticismo”, juzga Quintáns.
Un patrimonio que, no obstante, ha ido desapareciendo paulatinamente debido al poco o nulo interés generalmente mostrado a lo largo de los años en su conservación, lo que ha llevado a que muchas de estas manifestaciones de arquitectura industrial de nuestras costas hayan sido destruidas, un fenómeno para el que caben numerosas teorías. “Si no se ha conservado ni se ha puesto en valor este patrimonio es porque a alguien, particular o administración, le ha molestado que estuviese allí. Son lugares que han estado llenos de mucha energía, mucho trabajo. Hay gente que puede no apreciarlo por eso”, juzga Quintáns, que anima a prestar atención a lo autóctono en lugar de ir a buscar fuera lo que se puede hallar fácilmente dentro de nuestros lindes.
“Con la pandemia, hemos descubierto que lo próximo también puede ser interesante. No tiene sentido que apreciemos las construcciones de madera de los fiordos noruegos o las islas donde se seca la sal, y no nos interese lo nuestro, que es mucho más potente. Al trabajar en piedra, nuestros antepasados lo hicieron mucho más duradero”, añade el arquitecto.
Recursos didácticos
La página web está dotada, además de por las imágenes y los recursos gráficos generados para el proyecto, por una serie de recursos didácticos destinados a divulgar y acercar este patrimonio a los posibles interesados. Estos recursos comprenden desde material bibliográfico para ampliar conocimientos en la materia expuesta en las conversaciones y charlas con los arquitectos implicados, hasta contenidos destinados a divulgar el valor de este patrimonio industrial entre el público infantil. Además, la página ofrece información sobre una serie de roteiros que los usuarios pueden programar para acceder y conocer estas arquitecturas límites de una forma más cercana. En concreto, son dos los itinerarios que propone el proyecto: Muiños de Mareas, que plantea una ruta que comienza en Ortigueira y discurre hasta Muros; y Ría de Ferrol, un roteiro que pone el foco sobre el carácter industrial del municipio, ligado al sector naval desde el siglo XVIII.