A Coruña no es solo el centro. También hay miles de habitantes en las urbanizaciones de las afueras, y, más allá, decenas de miles en el hinterland de villas y comunidades rurales que es la comarca. Solo en Arteixo, Oleiros, Culleredo y Cambre viven en conjunto más de 100.000 personas, muchos en núcleos dispersos, y les es difícil vivir sin coche.

Una de las quejas es el bus metropolitano. Usuarios de la línea entre Mera y A Coruña han reunido 220 firmas contra el tamaño de los vehículos que circulan por ella: son pequeños, de menos de 30 plazas, lo que obliga a muchos usuarios a ir de pie cuando van llenos. Además, se han presentado quejas y reclamaciones porque los buses se ralentizan para no coincidir con otras líneas y atascar la parada de Entrejardines.

El problema es visible en las mismas puertas de la ciudad, sin salir del municipio. El presidente de la Asociación de Vecinos de A Zapateira, Juan Manuel Sánchez Albornoz, explica que “nos parece fenomenal que pongan una ciudad 30, pero lo primero que necesitamos es un transporte urbano bueno, para no tener que bajar en coche”. Por el barrio pasa un autobús “cada media hora, cada hora en el fin de semana”, no llega a todas las urbanizaciones. Por sus horarios, no da servicio a los que entran a trabajar a primera hora. Las concesiones de buses, afirma Sánchez, buscan rentabilidad, pero opina que en el caso de un servicio público esto debería quedar supeditado a dar una cobertura adecuada. Ve necesario “un buen transporte que te comunique con el centro de la ciudad” y llegue a los núcleos dispersos para abandonar el coche.

Otro problema importante, señala Sánchez, es llevar a los niños a la escuela, pues si no se hace en automóvil supone un gasto importante. Pide que las tasas sean más baratas, o que se agrupen servicios de varios colegios. En cuanto al futuro de la movilidad en la comarca, opina que “el tren de cercanías es lo siguiente” a lo que aspirar.

De la misma opinión es el presidente de la asociación vecinal de O Noso Burgo, en Culleredo, Ramón Sixto, que calcula que en su zona “más del 80% de los habitantes tiene que recurrir al vehículo particular. “Uno de los principales problemas es que tenemos una vía de tren infrautilizada”, señala. El tren pasa por la estación de O Burgo, pero “nadie sabe el horario, no hay publicidad ni interés en utilizar la vía, cuando tiene una parada en la Universidad y allí estudian muchos alumnos de O Burgo, Fonteculler o Cambre”.

En cuanto a los autobuses, por sus horarios “no se pueden utilizar para ir a trabajar ni para moverse, porque no coinciden bien con las entradas de la gente a trabajar, Aún así van llenos de gente”, recalca Sixto. Otro problema son los enlaces con los polígonos: la gente que trabaja en Pocomaco o en Agrela, por ejemplo, no puede emplearlos “porque no hay distribución”. Para solucionar estas cuestiones, Sixto reclama un tren eléctrico ligero que enlace el área con los centros de trabajo, así como un carril bus “que garantice que vas a llegar a tu hora. Si hay un accidente en A Pasaxe, no vas a llegar a tiempo al trabajo”, ejemplifica. Y en cuanto a los vehículos sin motor, o simplemente para caminar, reclama un enlace entre el paseo marítimo coruñés y O Burgo y más carriles bici.

Desde la asociación de vecinos de Morás (Arteixo) son categóricos. “Estábamos hace mejor conectados con A Coruña hace 40 años, había mejor transporte público y el tren paraba cada dos por tres. Ahora se depende mucho más del vehículo particular”, señalan. Si bien desde la asociación vecinal se aprecia la utilidad del aparcamiento disuasorio de Lonzas, también opinan que “el área metropolitana, al menos nuestra zona, está mal comunicada por transporte público” y que los horarios que se ofrecen no se adecuan a las necesidades de los trabajadores.