Los alumnos de Infantil del colegio Emilia Pardo Bazán han tenido la oportunidad, este curso, de aprender más sobre su patrimonio local, sobre todo en lo relativo a uno de los símbolos principales de A Coruña, la torre de Hércules. Además, los pequeños han podido compartir sus conocimientos con alumnos de una escuela de la ciudad de Bistrita, en Transilvania (Rumanía), y aprender también sobre sus monumentos más representativos.

Una de las actividades realizadas por los alumnos. | // L.O.

Lo han hecho a través del proyecto eTwinning, una iniciativa europea que forma parte del programa Erasmus+ y que tiene el objetivo de fomentar la colaboración escolar en Europa a través de la tecnología. “Quisimos encontrar un centro europeo al que le interesase nuestro proyecto sobre patrimonio local, y que lo hiciese interesante para los niños”, explica Pilar Pérez, una de las tres profesoras que coordinan el proyecto. Encontraron en Transilvania a sus socios ideales: mientras que los coruñeses escogieron trabajar y aprender sobre la Torre, los rumanos eligieron una de las iglesias más representativas de su ciudad. Ambas comunidades educativas tuvieron la oportunidad de conocerse, durante estos meses, a través de videollamadas y distintas actividades, con la ayuda de una embajadora internacional.

Ajustar los horarios y situaciones de ambos países fue complicado en ocasiones, debido a que el país del suroeste europeo vivió recientemente un estricto confinamiento ocasionado por la pandemia. Una circunstancia que los coruñeses aprovecharon para seguir aprendiendo sobre su patrimonio a través de dibujos, actividades didácticas, esculturas de plastilina y una pequeña biblioteca sobre la torre de Hércules que fueron reuniendo en el marco del proyecto.

Luego, en las videollamadas, los pequeños compartían sus conocimientos a más de 3.000 kilómetros de distancia. “Primero nos presentamos, y luego hicimos conexiones para explicar el monumento escogido y para hablarles de nuestra ciudad”, explica la profesora. Los pequeños trabajaron, además, sobre las ubicaciones geográficas, y aprendieron a situar en un mapa la ciudad de sus socios rumanos. Como colofón a la experiencia, los pequeños trabajan en dos puzzles de gran tamaño con la imagen de los dos monumentos más emblemáticos de cada ciudad. “Cada centro hará la mitad de ambos puzzles y después los juntaremos en un mural para que cada colegio tenga los dos”, explica la docente.