La Xunta insta a los vecinos de la calle Petunias, en el Barrio de las Flores, a presentar un nuevo proyecto que sí preserve el hormigón visto de sus edificios, reconocido con el Premio Nacional de Arquitectura y que hace que este conjunto residencial tenga máxima protección estructural. El Concello concluye que tiene que ser el Gobierno gallego el que dé una solución final a estos residentes que tienen humedades en sus pisos por las filtraciones de agua y han notificado la caída de cascotes desde las fachadas. “Sabemos que hay quejas en algunas zonas. Estamos haciendo actuaciones del plan director en ese barrio, pero muchos de esos edificios son de titularidad autonómica, dependen de que Patrimonio autorice las intervenciones”, explicó ayer la alcaldesa, Inés Rey, que se comprometió a recoger “las demandas de los vecinos” para trasladar a la Xunta “lo que sea susceptible de mejorar y reformarse para no tener que estar en esas condiciones”.

Patrimonio ya rechazó en varias ocasiones las licencias solicitadas por las comunidades de vecinos porque el proyecto “no cumple las condiciones técnicas” que exigen los edificios protegidos, según fuentes del Ejecutivo autonómico. Los vecinos quieren reformar tejado y fachada para aislar y mejorar las condiciones de las viviendas, pero no pueden modificar el hormigón visto. Rey recordó que el Concello no tiene competencias en este caso, después de que ayer la Junta de Gobierno local tramitase el rechazo de la licencia por el informe negativo de Patrimonio. “No podemos actuar. La Xunta tiene que intervenir en su conservación y mantenimiento”, insistió.

Los residentes de las torres de la calle Petunias se reunieron con técnicos del área de Urbanismo para explicarles su problema. Algunos de ellos, según cuentan, tuvieron que pedir créditos para hacer frente a las obras que no se han podido iniciar. Además, una de las comunidades de vecinos logró una ayuda económica de la Unión Europea, pero no podrán disfrutarla si la actuación no se lleva adelante.

Los vecinos denuncian que “hay grietas, humedades y caen cascotes a la calle”, lo que también pone en peligro a los viandantes. Defienden, además, que “no se están pidiendo grandes lujos”, sino obras de mejora para hacer que estos pisos sean más confortables. Los bajos están en peores condiciones, según cuentan los vecinos. Lo que tampoco entienden es por qué no les dejan actuar sobre estos edificios si en 1980 el Ministerio de Vivienda y Suelo hizo una reforma en dos fachadas de las torres utilizando el mismo sistema que ahora quieren aplicar los vecinos. Pero lo tienen claro, seguirán protestando hasta conseguirlo.