Alberto Santalla (A Coruña, 1979) es desde hoy el nuevo presidente del Club del Mar de San Amaro, tras unas elecciones en las que la suya fue la única candidatura. La hasta ahora presidenta, Marián Ferreiro, convocó comicios extraordinarios a los que no se presentó después de una asamblea el pasado mes de junio en la que la mayoría de los asistentes se negó a respaldar sus presupuestos. El anterior presidente, Ángel Garmendia, no concurrió a las elecciones de 2019 por “motivos personales” y afrontó una moción de censura. En su discurso de ayer, Santalla prometió tratar de “reconducir la situación agónica en lo económico y social” del club e intentar renegociar el contrato de concesión de la piscina interior con el Concello. Socio desde su infancia, señala que se ve “en la obligación de devolverle al club todo lo que me ha dado”.

¿Por qué se ha presentado?

Los miembros del equipo directivo nos hemos presentado porque el club está en una situación muy complicada, y entendimos que un grupo de socios debería dar este paso. Todos somos gente que se ha criado en el club, que ha nacido ahí. Y el club debe ser gestionado por gente que es conocedora de él. No quiero echar piedras contra nadie, pero las anteriores juntas eran desconocedoras del día a día. Por mucho que se sepa de gestión o de empresa, el club es totalmente diferente. Es un club muy fácil de dirigir pero al tiempo muy difícil si no se conoce.

¿En qué sentido es difícil?

En el de todo el entramado social. Tenemos infinidad de socios: el que va solo a la sauna, el que va solo al gimnasio; al que va al salón social para que sea un punto de encuentro para dialogar con otros socios o a leer la prensa; el que va solo a cafetería; el que simplemente usa la taquilla para dejar la mochila, se ducha y se va a hacer footing a la Torre. A todos hay que cuidarlos y tratarlos con mimo. El Club del Mar tiene que ser un conjunto, pero hay diferente parcelas que hay que cubrir., y es difícil en ese tipo de cosas. Hay que mimar al socio y trabajar para él.

¿Cuál es su vinculación personal con el club?

Yo nací, me crié y me formé como deportista en el club. Jugué al bádminton desde los diez años hasta los 32-33, y llegué a subcampeón de España. También continué formándome en la directiva con Manuel lugrís [presidente hasta el año 2017]. Me conozco el Club del Mar como la palma de mi mano. Desde ser integrante de las secciones deportivas a vivirlo en verano y en invierno.

¿Tiene experiencia en la gestión de sociedades deportivas?

Tengo una empresa de eventos muy ligada al deporte y que gestiona eventos deportivos, he trabajado con el Ayuntamiento. También llevé la pista de fútbol indoor de Agrela, pero crecimos demasiado en tema de eventos deportivos y dejé de lado el tema del fútbol. El que conozca al club puede dirigirlo, no es necesario ser un gran gestor deportivo. Si bien es cierto que lo cogemos en un estado muy crítico económicamente, y va a ser muy difícil remontar. Sabemos que va a ser un reto importante.

¿Por la pandemia?

Por la pandemia y por la mala gestión en la época de las directivas anteriores, sobre todo en la época de Garmendia, [2017-2019], no tanto de Marián Ferreiro.

La anterior directiva señalaba que la situación económica no era crítica, y que las reservas económicas superaban los 300.000 euros.

El club no tiene esas cantidades de dinero en la cuenta. Puede tenerlas en un momento puntual, con todos los recibos cobrados. Pongamos un matrimonio en el que la mujer ingresa 1.500 euros y el marido otros tantos. El día 1 del mes tienen 3.000 euros, pero, ¿cuánto queda el día cinco? El club genera ingresos, pero cuando paga gastos, nóminas, Seguridad Social, consumibles, se queda sin dinero. Mañana me enteraré de las cuentas, pero más de la mitad de plantilla está en ERTE, cuando no hay restricciones.

¿Ha habido muchas bajas por el coronavirus?

Antes éramos 3.900 socios de número, y por las cuentas que nos dio la junta directiva saliente en la última asamblea, hemos perdido mil.

¿Cuál es su programa?

Lo primero es intentar fidelizar al socio que tenemos. ¿Como se haría eso? Abriendo todos los servicios. Ahora hay actividades paradas porque hay gente en ERTE. Tenemos que reactivar la vida social que había antes. Estamos en la nueva normalidad y también tienen que reflejarse en el Club del Mar. No puede ser que el socio que sigue pagando tenga el gimnasio cerrado. Tiene que estar abierto, tiene que tener un monitor, el servicio. Después vendrá intentar potenciar el club, con más actividades y mayor oferta, para que la gente que se ha ido pueda volver y darnos a conocer a nuevos socios. ¿Cómo lo vamos a hacer? No sabemos. Ahora veremos los datos reales, altas y bajas. Estos meses espero que sean buenos en cuanto a altas, siempre hay actividad en verano. Hay que aprovechar el tirón, para que la gente se mantenga en invierno.

Usted tiene hijos que lleva al club. ¿Cuál es el perfil de socio, en su mayoría son familias?

Es variado. Hay de todo, hay desde el socio joven de 20 años que se apunta a un gimnasio y solo va a él, al socio que hace vida social. Es cierto que hay mucha familia, mucho niño pequeño. El club del mar ha roto un ciclo hace tres años y medio. Hay que volver a recuperarlo dando de alto a socios jóvenes, que tengan hijos, que tengan la ilusión de ir a Club del mar, que los padres tengan ilusión de criar allí a sus hijos. Ha infinidad de actividades para hacer en el club. Y que los padres se sientan orgullosos de pertenecer a la familia del club. Ese es el concepto, esa es la filosofía. Que los niños se críen allí. No proponemos obras faraónicas ni remodelaciones, prometemos trabajo y servicio. Amo al club del mar, y eso nadie lo podrá quitar nunca.