Mezcla intergeneracional en Expocoruña. Si bien hasta ahora las jornadas de vacunación se habían caracterizado por congregar en las colas a convocados de la misma edad, dando pie a escenarios de reencuentros y rejuntando a viejos conocidos, el día de ayer rompió la norma por completo: junto a los mayores de 60 y 70 que acudían a la repesca al no haber podido presentarse a la cita en su momento, acudieron al turno del pinchazo los de 40 que recibían su segunda dosis; los de 30 que aguardaban por la primera y, como novedad, los menores de 20, los primeros en poder acceder a la vacuna por la vía de la autocita, que se abrió para este grupo de edad la semana pasada.

Sergio, Sergio, Diego, Antonio, Álvaro y Andrés | VÍCTOR ECHAVE

“Nos fastidió no tener graduación, pero era lo que había que hacer”

Sergio, Sergio, Diego, Antonio, Álvaro y Andrés - 18 y 19 años

Cumplir los 18 en plena pandemia conlleva renunciar a ciertas cosas. Con la primera dosis recién puesta, estos jóvenes saben que el sacrificio mereció la pena. “No tuvimos graduación de Bachiller ni viaje de fin de curso, nos fastidió, pero era lo que había que hacer”.

El gran ausente de la jornada fue, como consecuencia, el grupo de entre 20 y 30 años, que deberá aguardar hasta finales de esta semana a que empiecen a administrarles las primeras dosis por estricto orden descendente de edad. La estampa de ayer rompió, sin lugar a dudas, con los recelos iniciales que llegaron a existir con respecto a la disposición de los más jóvenes a prestarse al pinchazo.

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Primera dosis de Pfizer para jóvenes de 20 a 29 años Víctor Echave

Así lo demostraron los grupos de adolescentes que ayer acudieron, bien en grupo, bien acompañados de sus familias, a recibir la ansiada dosis de Pfizer tras dos años complicados para ser joven. “Nos llegó el mensaje por WhatsApp y cogimos todos la cita en el momento en el que salió. Estábamos deseándolo”, aseguran Hugo, Manuel, Alejandro, Martín, Jorge y Alberto, de entre 18 y 19 años, a la salida de su turno de vacunación. No ocultan las ganas de volver a la normalidad que se esconden detrás de esa premura a la hora de solicitar la dosis: la prioridad ahora, admiten, es recuperar el tiempo perdido, la fiesta y los viajes que el virus les ha robado.

Ignacio y Carmen VÍCTOR ECHAVE

"Pensé que empezaríamos el colegio sin estar vacunados"

Ignacio y Carmen - 16 años

Estos dos mellizos de casi 16 años llegaron juntos al mundo y a la cola de Expocoruña, donde recibieron, con pocos segundos de diferencia, su primer pinchazo. No imaginaban que llegaría tan pronto. “Pensé que empezaríamos el colegio sin estar vacunados”.

Para ellos, el escrutinio que se ha hecho en los últimos días de la población más joven, al ser este grupo de edad el que concentra el mayor número de contagios, no está todo lo bien justificado que debería. “Es normal, éramos los que quedábamos sin vacunar. Tendrían que habernos vacunado antes”, reflexionan. “Te da tranquilidad, no me hace ninguna ilusión llevar el bicho a casa”, añaden.

Inés y Lucía VÍCTOR ECHAVE

"A los jóvenes se les puso mucha culpa, hay de todo"

Inés y Lucía - 30 años

Inés y Lucía, instructoras de fitness de 30 años, cierran la década de su generación con sus respectivas primeras dosis de Pfizer y sus certificados COVID a mano. “A los jóvenes se les puso mucha culpa, en todas las generaciones hay de todo”.

Un compromiso con la responsabilidad de participar en el proceso de vacunación que refrendan los datos: el primer día en el que la autocita estuvo disponible, la página del Sergas recibió más de 6.000 solicitudes en pocas horas, a pesar de que no se anunció hasta el día siguiente la existencia de esta posibilidad. La mayoría de convocados se enteraron a través del boca a boca y la rapidez de los mensajes del WhatsApp, que corrieron como la pólvora por los móviles de los adolescentes anunciando que la autocita estaba disponible para ellos. “A nosotras nos lo pasó una amiga, porque le avisaron de que le habían dado cita a otra amiga suya. En ese momento llamamos a nuestros padres. Algunos ya nos habían cogido cita”, recuerdan Lucía, Paula y Marta, jóvenes de 17 años que esperan su turno a la entrada del recinto de vacunación. No guardan buenos recuerdos de los meses que quedan atrás, en los que casi se habían acostumbrado al encierro. “Fue duro, a esta edad sufres más el quedarte en casa. El curso fue bien, pero el segundo trimestre fue horrible, era imposible concentrarse”, recuerdan.

Ninguno se siente identificado con esa imagen del joven despreocupado que no quiere vacunarse que sienten que se ha generalizado estos meses, como evidenciaron ayer con su presencia optimista en Expocoruña. “Creo que se nos crucificó un poco. Nos apuntamos en cuanto salió lo de la autocita”, insisten.

Lucía, Paula y Marta VÍCTOR ECHAVE

"Teníamos ganas de vacunarnos, lo estábamos deseando"

Lucía, Paula y Marta - 17 años

Lucía, Paula y Marta pasan este año a segundo de Bachiller con la certeza de que tendrán más suerte que las dos generaciones previas, que tuvieron que renunciar a viajes y celebraciones. “Estábamos deseando vacunarnos, teníamos ganas”.