La reforma del mercado de Santa Lucía para la instalación en el mismo del centro de salud para el barrio de A Falperra en sustitución del existente en la calle Federico Tapia dará hoy un paso más con la aprobación por la Junta de Gobierno Local de la propuesta de convenio que firmará el Concello con el Servizo Galego de Saúde (Sergas), aunque la inauguración de la instalación sanitaria aún está lejos de hacerse realidad.

Una vez que el organismo autonómico dé su visto bueno al acuerdo, se podrá licitar la redacción del proyecto de remodelación del edificio, cuya adjudicación aún tardará varios meses. La elaboración del documento durará un año como máximo y la tramitación continuará con la licitación de las obras, que también requerirá del transcurso de varios meses. Cuando el pasado octubre el Gobierno local mostró a los vecinos del barrio los planos del nuevo edificio, calculó que el nuevo centro de salud entraría en funcionamiento en 2023, pero ahora ese plazo se verá seguramente pospuesto ante la demora en la elaboración del texto del convenio que deben suscribir las administraciones local y autonómica.

El documento al que dará su aprobación hoy la Junta de Gobierno Local establece que el Concello cederá al Sergas 1.323 metros cuadrados en el complejo del mercado de Santa Lucía, que supondrán 1.750 metros cuadrados de superficie construida, lo que supondrá el 58% del recinto. La cesión se efectuará por un periodo de treinta años que será prorrogable por otros tantos y el Sergas se comprometerá a abonar los costes de construcción del centro de salud, así como a asumir los costes de mantenimiento de sus instalaciones de forma proporcional a la superficie que ocupen cuando entren en servicio.

El diseño propuesto por la Xunta para el nuevo centro de salud de Santa Lucía supondrá una notable mejora con relación al existente, ya que tan solo cuenta con 387 metros cuadrados. La previsión es que se distribuya en dos plantas y comparta el edificio con el mercado municipal y un centro cívico. La instalación comercial se ubicaría en el sótano y dispondría de pocos puestos en comparación con los que posee el inmueble actual, que se encuentran desocupados en su mayor parte.

La mayor superficie del centro de salud le permitirá ampliar las consultas de las tres actuales a las seis y las salas de enfermería de dos a cuatro. También habrá una consulta de matrona y una sala de educación maternal, además de salas y despachos para un trabajador social, una zona de toma de muestras, sala de espera, una sala técnica y otra para múltiples usos. El servicio de pediatría dispondrá de dos salas de consultas y de una sala de espera con aseos propios.

El retraso en la firma del convenio de colaboración entre el Concello y el Sergas es la causa de que el proyecto del nuevo mercado y centro de salud de Santa Lucía no se haya puesto en marcha, pese a que la iniciativa se remonta al mandato municipal del Partido Popular. Durante el Gobierno local de Marea Atlántica se elaboró un proyecto de reforma para el edificio que se encargó al arquitecto Manuel Gallego Jorreto, autor del diseño original del mercado, pero la Xunta lo rechazó porque planteaba que el centro de salud ocupase varias plantas, ya que exigía que solo estuviera en una. Esta negativa llevó al arquitecto a defender la exclusión del centro de salud del nuevo edificio, al considerar que era incompatible con la actividad comercial del mercado.

El Ejecutivo municipal propuso entonces situar la instalación sanitaria en otro punto del barrio o en el paseo de los Puentes, pero los responsables autonómicos rechazaron esa iniciativa. Con la llegada de los socialistas a la Alcaldía se retomó el proyecto, ya que fue uno de los asuntos abordados por la alcaldesa, Inés Rey, y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en el primer encuentro institucional que mantuvieron. La decisión adoptada fue combinar en el mismo inmueble el ambulatorio y el mercado, aunque en este caso con el segundo en el sótano y con unas dimensiones mucho más reducidas que las actuales.

El inicio de las obras dejará temporalmente a los actuales placeros sin un lugar para desarrollar su actividad profesional, por lo que en las últimas semanas han tratado de buscar ubicaciones alternativas en el barrio. La reforma del inmueble hará que esta parte de la ciudad se quede sin mercado durante el tiempo que duren los trabajos, una situación que ya se produjo en otros barrios, con la remodelación de instalaciones municipales de este tipo. Pero en esos casos, se trataba de mercados gestionados por el propio Concello y cuyos puestos de venta disponían de concesiones en vigor.

El de Santa Lucía, a pesar de que es un edificio de propiedad municipal, era gestionado por una empresa en régimen de concesión, por lo que los placeros no contaban con vinculación con el Concello. Tras la finalización del contrato con el concesionario, los vendedores no disponían de autorización para continuar en el mercado, aunque se les permitió gestionar la instalación hasta la remodelación del edificio, pero se les negó la posibilidad de contar con prioridad para ocupar los puestos en el inmueble tras su reforma.