El rock and roll español tiene letras mayúsculas para Miguel Ríos. Como padre e hijo del RnR que es, el músico granadino, cual vástago de Memphis, compartió la fiebre inspiradora de su oficio con un ejemplar concierto de rock poseído de alma bluesera. Lección magistral.

Primeras filas del concierto de rock de Ríos, ayer. | // CARLOS PARDELLAS

El rock es siempre bienvenido y Ríos echó mano de su clásico Bienvenidos (con una estrofa cantada en gallego) para dar el clima ideal a la noche, aunque no hubiera bajo ni percusión en el fantástico Black Betty Trío, ayer convertido en cuarteto.

Este fue el segundo tema del concierto, antes de su primera conversación con el público, y tuvo varias narrando historias, reviviendo recuerdos, transmitiendo sabiduría.

En la velada hubo emoción, reflexión, alegría y recogimiento. Condenó el crimen de Samuel Luiz, Médicos sin Fronteras fueron homenajeados con una canción, y en otros temas el veterano rockero denunció la violencia machista y la prostitución. Sonriente, generoso, gracioso, agradecido y cariñoso con el millar de personas que le siguió en María Pita, el cantante brindó por Nonito Pereira con una versión de Alabama Song, de Kurt Weill, y demostró que las canciones de su último álbum, Un largo tiempo (Cruce de caminos, El blues de la tercera edad), serán clásicos dentro de unas décadas, como los viejos rockeros, y bluesmen, que nunca mueren.