El cine se presta a la parodia, al homenaje frívolo y exagerado al que no le faltan dosis de cariño. Un poco —o mucho— de parodia cultivan Los Fabulosos Weekend, un quinteto coruñés de rock y pop que en los últimos cinco años le ha puesto humor a su música, parte de ella castellanizada a partir de canciones originales de artistas británicos o estadounidenses. Su último objeto de tributo es el más clásico entre los clásicos del cine clásico americano, Casablanca, revisitada en su correspondiente videoclip con el título de Casiblanca. El actor Manuel Manquiña, vocalista, se mete en la piel de Victor Laszlo; el guitarrista Chema Ríos es Rick, el propietario del local de la película y antiguo amante de Ilsa, la pareja de Laszlo; y el pintoresco humorista coruñés Cañita Brava se convierte al final de la historia en el capitán Louis Renault, quien proclama aquello de “siempre nos quedará París” cambiando la capital francesa por “Coruña”, sin artículo.

“Quienes han visto el vídeo musical dicen que es kitsch, pero que tiene más gracia que muchos otros paródicos con más presupuesto”, cuenta Ríos. La pieza convierte Casablanca en el sueño de un médico durante su guardia, que tras leer un artículo sobre el famoso filme con Humphrey Bogart e Ingrid Bergman y quedarse dormido, se transporta a los escenarios cinematográficos, fotografiados, cómo no, en blanco y negro.

“Atrapado en Casablanca, Victor Laszlo quiere huir, por eso se ha refugiado en el viejo café de Rick”, canta Manquiña. Allí, en Rick’s, en realidad la sala Garufa Club reconvertida, se reencuentran Ilsa, “la bella esposa”, interpretada por Martina López, y su antiguo amante. En el lugar no falta Sam, el pianista negro al que pone cuerpo y cara Gonzalo Solís con el rostro tiznado, quien interpretará la canción (As time goes by) con la que Ilsa y Rick se enamoraron una vez en París.

El videoclip sigue los pasos del argumento cinematográfico hasta su desenlace, para el que los músicos contaron con la cesión de atrezzo de la Asociación Histórico-Cultural The Royal Green Jackets, un Cadillac de 1941 y una avioneta Renegade Spirit, que despegó del Club de Vuelo Cambre, en Santa Comba, dejando en tierra a Rick y a Renault. “Presento (sic) que este es el comienzo de una hermosa amistad”, recita Cañita Brava para cerrar la película en el momento en que el doctor, el propio Chema Ríos, se despierta de su sueño de cine.