La Universidade da Coruña (UDC) inaugura el 3 de septiembre el nuevo curso, que seguirá marcado por el coronavirus, aunque los protocolos se han ido adaptando a la nueva situación. El rector, Julio Abalde, informa de que se recuperará casi por completo la presencialidad en las facultades. “Ahora mismo, la situación lo permite. Las medidas que hemos enviado a los centros nos van a permitir que la mayor parte de las actividades sean presenciales”, apunta. Alumnos y profesores deberán seguir llevando mascarilla y mantendrán la distancia de seguridad, que se rebaja de 1,5 a 1,2 metros.

Abalde recuerda que el curso pasado “ya en situación de pandemia”, la UDC logró que “casi el 60% de las actividades fuesen presenciales”. El objetivo este año es aumentar ese porcentaje “casi al cien por cien y que sean excepción los centros que, por aforo, tengan que hacer la parte expositiva de forma telemática”. El año pasado se impuso el formato híbrido, que combina lecciones en las aulas con clases por internet. “Está descartado un escenario de confinamiento total. Pero si se cierra un centro por un brote, estamos preparados”, expone la vicerrectora de Planificación Académica, Nancy Vázquez.

Aunque se ha superado la quinta ola y la vacunación avanza a buen ritmo, la mascarilla seguirá siendo obligatoria en recintos cerrados. Lo que cambia es la distancia, que tendrá que ser de 1,2 metros. “En caso de que haya mobiliario fijo, el aforo se reduce al 50%, pero si se puede mover, la distancia será de 1,2 metros”, detalla Abalde, mientras Vázquez indica que esta distancia “equivale a dejar un asiento vacío “ entre un alumno y otro. Dentro del aula, habrá asientos preasignados y no se permitirá el consumo de bebidas o alimentos.

El rector, además, se muestra “optimista” por la celeridad en el proceso de vacunación. “Según nos comunicó Sanidade, está previsto que el 100% de la población mayor de 18 años esté vacunada a partir del 1 de septiembre, por lo menos con una dosis. Eso nos va dar cierta seguridad desde el punto de vista de la gravedad de los casos, pero hay que intentar que no se produzcan contagios”, declara.

Por ello, dentro del protocolo figuran otras medidas de prevención, como el uso de gel hidroalcohólico, la correcta colocación de la mascarilla y la ventilación de las instalaciones. Además, en caso de tener síntomas de COVID-19, el afectado deberá ponerse en contacto con la Xunta e informar de su situación a través de info.covid@udc.gal.

Debido al aumento del número de vacunados, la UDC descarta, por ahora, realizar un cribado en el inicio de curso. Durante el año pasado, sí se realizaron test a los alumnos para detectar positivos, pero Abalde comenta que “eso depende de las autoridades sanitarias, que están gestionando la vacunación de forma muy correcta”, por lo que no cree que un cribado sea necesario.

Todas esas medidas, avisa el rector, se irán revisando “y adaptando” a la situación epidemiológica. “Los centros tienen previsto los diferentes escenarios. Les hemos mandado un protocolo de actuación. Se iniciará el curso en una situación de máxima presencialidad, pero si empeora, optaremos por el modelo híbrido”, cuenta Abalde, que descarta el formato online exclusivo. Las dificultades que “más dificultades” tienen para dar todas sus clases y actividades de manera presencial son “las que más alumnos tienen” porque se dan “más problemas para ajustar el aforo”.

Nancy Vázquez, que defiende que la situación “es diferente a la del año pasado”, apunta que al profesorado le “tranquiliza” que hay capacidad para “reaccionar de forma inmediata y con cierta experiencia”. Además, la vicerrectora de Planificación Académica destaca que “en el curso anterior, el comportamiento de los alumnos dentro de las aulas de la Universidade fue muy bueno”. “Fueron muy responsables y cuidadosos, por eso no tuvimos sustos”, añade.

En este nuevo curso, se recomienda no utilizar el ascensor, salvo si es necesario, y respetar los aforos de los baños. En los pasillos seguirá habiendo señalización para que se cumplan las distancias y se siga un itinerario por los centros. También habrá protocolos específicos para laboratorios, cafeterías, reprografía y bibliotecas. En estas instalaciones, de hecho, para que los alumnos se puedan llevar documentos en préstamo deberán hacer una reserva previa de los ejemplares en el catálogo. Una vez estén disponibles, el solicitante recibirá un aviso para acudir con cita previa a la biblioteca. Tras la devolución, los documentos serán desinfectados.

La Universidad también ha publicado un protocolo para la residencia universitaria Elvira Bao con el objetivo de reducir contagios. Hay tres escenarios: normalidad adaptada, distanciamiento y cierre de instalaciones. La capacidad máxima del edificio es de 237 personas, pero se ha reducido a 118. Los usuarios tienen que notificar su llegada con antelación, someterse a una prueba de temperatura y entrar y salir con mascarilla, que también usarán en el comedor, sala de estudio y sala de ocio, salvo que coman o beban.