Nací en Vilalba, pero me considero coruñés porque mis padres, que tenían familia en la ciudad, decidieron instalarse en ella cuando yo aún era pequeño. Él, de nombre Venancio, era agente comercial y fue representante de la empresa de aluminios Industrias González, mientras que ella tuvo una cafetería en Vilalba y aquí se dedicó a las labores de la casa y a cuidarme a mí, ya que fui hijo único.

Tras completar mis estudios secundarios decidí empezar Derecho, pero lo dejé al tercer año para cursar Graduado Social. Al terminar la carrera comencé a trabajar en la asesoría de José Miguel, conocido como Rolín, en la calle Nicaragua, que fue una de las pioneras en el asesoramiento a empresas. Él fue además uno de los fundadores de Asesores Asociados, el primer despacho en prestar un servicio integral a empresas y particulares, y el impulsor de las asociaciones de joyeros, carniceros y empresas del metal.

Durante los veinte años que trabajé allí aprendí mucho, ya que no dábamos abasto para dar cobertura a los problemas que tenían las empresas, especialmente con Hacienda. Tras fallecer José Miguel decidí abrir mi propia asesoría en San Andrés, en la que aún continúo.

En la actualidad formo parte de la junta de gobierno del Colegio Profesional de Graduados Sociales de A Coruña y Ourense y soy coordinador de la Escuela de Práctica Laboral. En el colegio tratamos ahora de crear el Consejo Gallego de Graduados Sociales, que englobará a todos los profesionales del sector en la comunidad.

Hasta que me casé tuve como pandilla a Juancho, Miguel, Ángel, José, Fernando, Dogge, Eduardo, Monchito, Luis, Ana Belén, Josefina, Eva, Anita y Mari Carmen, con los que sigo teniendo relación. Como el resto de los jóvenes, disfruté de todo cuanta diversión había en la ciudad, como bailes, fiestas y guateques, ya que en la ciudad había un gran ambiente. Paseábamos por la calle Real y los Cantones y en las calles de los vinos frecuentábamos La Bombilla, el Otero, el Siete Puertas y el Copacabana, mientras que los cines a los que más solíamos ir eran el Coruña, el Avenida y el Rosalía.

En mi juventud empecé a practicar el taekwondo en la escuela de Antonio Montes, un amigo de la familia que tenía el gimnasio Kim y llegué a ganar el trofeo de navidad que se celebró en Carballo en la categoría de peso ligero, lo que supuso para mí un acontecimiento inolvidable. También jugué al fútbol sala de empresas con el equipo de la mutua Fremap, así como en pachangas domingueras en las playas de Mera, Gandarío y Sada.

Me casé con la coruñesa Piti, con quien tengo dos hijos, Teté y Carlos, y en la actualidad practico el golf y el campismo, ya que soy miembro de la peña campista de Castro, en Sada, formada por Fernando Castro, Pepe Sardón, Ripamonti, Anxo Vigo, Nica el doctor, Begoña, Lola, María, Carmen y Rosa, quienes son grandes amigos con los que paso unos ratos muy agradables.

Testimonio recogido por Luis Longueira