Fátima Moreno es investigadora y profesora de baile educativo, y ha escrito el libro Erika y la danza para contar a los más pequeños que este ejercicio está abierto a todos y que puede ayudar a aceptarse y crecer. Este sábado lo presenta en el Fnac, en una sesión de cuentacuentos que empezará a las 17.00 horas.

¿El libro surge de su experiencia como profesora?

Llevo años trabajando con niños, y en clase te encuentras diversidad, pero cuando quería recomendar una lectura a las familias, todos los libros eran con perspectiva profesional, sin ningún tipo de inclusión. Como no encontraba ese libro, decidí hacerlo, enfocado a mi ámbito, la danza educativa, y a la inclusión. Y en los libros sobre diversidad, el 100 por 100 de los protagonistas eran chicos, y por eso la mía es una niña.

¿Qué es la danza educativa?

Yo hice mi tesis doctoral sobre este tema, y no encontré una definición como tal, por lo que intenté elaborar una que acogiera las connotaciones que le habían dado diferentes autores. Es una metodología que trabaja la danza desde un ámbito educativo, y cuya finalidad no es poner en práctica una coreografía en el escenario, sino fomentar otros valores a través de ella, y desarrollar la creatividad.

¿La creatividad?

Muchas veces la música, la danza y las artes se convierten en una repetición de modelos: te enseño una coreografía y la repites. En danza educativa, además de fomentar valores como relaciones interpersonales o cohesión grupal, se intenta que cada alumno desarrolle sus capacidades.

Estos valores y competencias enlazan con la educación emocional.

Totalmente, de hecho es uno de los motores de la danza inclusiva y también del cuento que he escrito. Si hacemos que los niños sean más felices, conozcan mejor su cuerpo y tengan relaciones con los compañeros más sanas, esos niños va a desarrollar su inteligencia emocional, al igual que la coreográfica u otras. Se pone bastante énfasis en las emociones: cómo se siente el niño en clase, cómo siente su cuerpo, cómo se siente respecto al grupo... El cuento se enmarca en una colección sobre educación emocional de Babibi-dú.

¿Cómo ayuda la danza a conseguir la aceptación del propio cuerpo y superar la timidez?

Poco a poco, los profesores y los centros escolares están cada vez más sensibilizados con este tema, pero la relación del niño o la niña con su cuerpo o los compañeros viene muy condicionada por la educación que recibimos, por el sometimiento actual a unos cánones de belleza. A través de este tipo de literatura infantil se intenta poner al niño en una perspectiva del mundo más amplia, y más inclusiva. Cada uno tiene sus capacidades, y no es mejor ni peor. La danza educativa intenta hacer una educación individualizada, en la que fomentar las capacidades. Igual un niño es muy bueno saltando, y falla en la elasticidad. En vez de que esto suponga un problema para él, vamos a poner en valor lo primero. En conceptos de desarrollo creativo, en el aula hay mucho trabajo creativo y en grupo, y se intenta que cada uno aporte su valor y aprenda y respete de los de sus compañeros.

¿Cómo será la presentación?

Como intento que el público sea infantil o en familia, haré una presentación de cuentacuentos, para que llegue a los niños. Iré narrando la historia, no literalmente cómo está en el libro. Hay muchos cuentos con un mensaje muy interesante, pero este llega más directamente con la comunicación verbal. Hago también partícipes a los niños, que pueden intervenir. Llevo una bailarina que hace una representación de cómo sería eso que Erika sueña dentro del cuento, cómo se siente ella dentro de la danza educativa en la que descubre que sus limitaciones no son tales, sino que puede moverse con el resto de su cuerpo. Y para el público adulto, explico el leitmotiv de por qué realicé el cuento y su repercusión.