“Las matemáticas nos apasionan a todos, otra cosa es que todavía no lo sepas”, sentencia Ana Rodríguez. En 2017 se lanzó con una aventura que a día de hoy tiene forma de tienda, Crecer Creando, ubicada en la calle Roberto Tojeiro Díaz, desde donde inventa juegos para que niños y adolescentes amen los números. “Viene gente que me dice que odia las matemáticas. Y eso es imposible, porque las matemáticas son nuestra forma de entender el mundo”, razona.

Todo empezó en casa, con sus tres hijos, con los que hacía acertijos con números. “Quería que esa ilusión que ellos transmitían llegase a más gente”, recuerda. Rodríguez está a favor de “una educación integradora”, sin diferencias ni separaciones. “Entiendo que hay que poner nombre a las cosas, pero no separar”, opina. En algunas de sus clases tiene alumnos con Asperger, discalculia —dificultad en el aprendizaje de las matemáticas— y trastorno por déficit de atención con hiperactividad. “Les doy el mismo juego a todos y cada uno va a su nivel. Lo disfrutan por igual porque no hay competitividad. Lo que buscan es superarse a sí mismos”, cuenta.

Crecer Creando tiene muchos juegos diferentes de aventuras y todos tienen el mismos objetivo: enseñar y entretener. “No son los típicos juegos educativos”, avisa la inventora, orgullosa de que estas creaciones hayan llegado a las aulas de colegios de la ciudad. Para que eso ocurra y el coste de los juegos sea el mínimo posible, Ana Rodríguez se encarga, no solo de la elaboración artesanal, sino también de la página web, las redes sociales, la venta y la formación. “Lo hago todo yo para que pueda poner un precio asequible. Además, los juegos y sus instrucciones se pueden lavar. Es imposible romperlos. Son juegos eternos”, detalla.

Además, padres y madres también pueden engancharse a estos juegos y competir con sus hijos. Eso que tanto le gusta hacer a ella con los suyos. “Hay que trabajar intelectualmente, peor también hay que crecer emocionalmente. Lo primero de todo es que los alumnos tengan confianza en sí mismos”, revela.

Así consigue que los estudiantes “nunca” se quieran ir de sus clases. Algunos entran odiando las matemáticas y salen enganchados a los números. “El esfuerzo de pensar es adictivo”, alerta Rodríguez, a la que preocupa que ahora las familias “den todo hecho” a los pequeños. “Cuanto tienen ocho años ya recurren a Youtube para buscar un tutorial. Con esto, en cambio, descubren que pueden jugar y superarse a sí mismos”, añade.

Crecer Creando se centra ahora en adolescentes. Un nuevo reto para Ana Rodríguez: “Vienen los padres diciendo que solo juegan a la consola o están con el móvil. Luego no hay nada más satisfactorio que te diga que, tras probar esto, solo quieren jugar”, reflexiona, y apunta: “Con los niños es más fácil”.

Con la idea de que “ganen autoestima” y vean el lado divertido de las matemáticas, Rodríguez sigue motivada para seguir creando. “Han venido niños en depresión. Soy de las que cree que un profesor puede cambiar el futuro de un niño”. Y sus juegos también.