El barítono Juan Jesús Rodríguez, conocido por su repertorio verdiano, dará a las 20.00 horas de hoy , en el teatro Rosalía de Castro, un concierto con la soprano María Jesús Moreno que clausura la Temporada Lírica. Interpretarán arias y dúos de zarzuela y ópera, como Rigoletto, Romeo y Julieta, Carmen, La tabernera del puerto, Luisa Fernanda o La leyenda del beso, acompañados por la Orquesta Gaos. El recital está dedicado a la cantante, actriz y periodista Adela Estévez, fallecida por COVID. La entrevista se realizó por escrito.

Tiene una gran trayectoria internacional en roles principales. ¿Le ha sido más fácil cantarlos en el extranjero que en España?

Mucho más. En mis primeras audiciones por Alemania y Austria siempre se sorprendían de que no hubiera cantado todos los roles principales en mi tierra. Todos los directores artísticos coincidían en la misma pregunta: “¿Por qué no ha cantado usted los roles principales en los teatros de su país ?”

Ha cantado mucho a Verdi.

Verdi ha sido mi escuela; creo que es una escuela para el barítono. Empecé a estudiar el repertorio verdiano porque era el que más me llegaba al corazón. Gracias a mi decisión de superar el miedo que nos meten con que nunca va a ser para nosotros, descubrí todo un mundo, toda una escuela, y hoy soy un referente en los roles verdianos.

Viene, de hecho, de interpretar Rigoletto en el festival de Bregenz.

Es la primera vez que he cantado en este festival tan importante. Las condiciones son bastantes diferentes a las de un teatro, es puro show. Pero me quedo con la experiencia de un público que pese a la lluvia no se movía de su butaca: siete mil personas cada día.

Ha interpretado verismo, zarzuela o música popular. ¿Ve importante abrirse a un registro amplio?

Nuestro repertorio, la zarzuela, no tiene nada que envidiar a la ópera en muchísimos casos. En el caso de la música popular, es lo que nos conecta con nuestros ancestros, es el origen donde se inspiraron los grandes creadores de la música culta, entre comillas. Es música, en la mayoría de los casos, simple y muy conectada, que llega directa al corazón y que forma parte de la idiosincracia de un pueblo . Abarcar el máximo repertorio posible y no olvidarse de las raíces, en mi caso el flamenco, siempre suma.

Lleva trabajando desde 1994. ¿Cómo ha visto cambiar el mundo de la ópera y el canto lírico?

El mundo ha cambiado mucho en estos años: la tecnología, el exceso de estímulos, de filtros, que encontramos en un simple teléfono, facilita que nos alejemos de la naturaleza. En el caso de la ópera, hablamos de un espectáculo vivo, donde entre el espectador y el artista no hay filtros, no hay amplificadores. Solo voces con un sonido natural y con unos armónicos que envuelven la sala y llegan directos al corazón .

¿Y en cuanto al sector?

Antes se cuidaba al cantante y se tenía la conciencia de que para poder ejercer este trabajo había que facilitarle las cosas. Hoy en día no hay mucho respeto por el cantante: se le exprime y se le llega a exigir que facilite el trabajo al diseño de vestuario o de luces, a la escenografía o a una idea nunca consensuada del director de escena o musical de turno. Sin tener en cuenta el estrés extra que pueda provocarle y que siempre va en detrimento de todos. En lugar de hacer un trabajo en equipo, que es lo que verdaderamente ayuda a llegar al corazón de la audiencia, vivimos en muchas ocasiones una lucha de poder que solo busca el beneficio personal en lugar de dar servicio.

¿Cómo fueron sus primeros años, en los coros de RTVE y el Teatro de la Zarzuela, antes de dar el salto y convertirse en barítono principal?

En el coro de RTVE entré con 21 años. Los contratos que nos hacían eran muy precarios, pero conocí a muy buenos directores y lo que ganaba me permitía poder seguir viviendo y formándome en Madrid. El periplo en el coro de la Zarzuela me enseñó mucho, ya que al estar el Teatro Real cerrado se desarrollaban allí las temporadas de ópera. Tuve la ocasión de cantar muchos roles pequeños con los grandes directores y cantantes del mundo de la ópera. Fue el inicio de mi carrera como solista.

Ha sustituido a Carlos Álvarez para este concierto. ¿Cómo han sido los ensayos y la coordinación con María José Moreno? ¿Y con la Orquesta Gaos?

Este concierto para mí va a ser especialmente emotivo e importante, ya que está dedicado a Adela Estévez Campos, con quien compartí muchos momentos importantes de mi vida personal y artística. Una persona emblemática en el mundo de la lírica y el teatro, muy querida. Estará muy presente este día en su concierto. María José Moreno es una de las sopranos más importantes a nivel internacional, todo es fácil con ella tanto en lo personal como en lo artístico, es un placer. La Orquesta Gaos derrocha ilusión, buen rollo y mucha profesionalidad. Es una gran orquesta, y su director, Fernando Briones, creo que es en gran parte responsable de ello. Está siempre al servicio de la música, es un gran músico y una persona de un trato excelente.

¿Para qué sirve, en su opinión, la música, y qué le ha aportado a su vida además de ser su carrera profesional?

La música es la medicina del alma, es transformadora y sanadora. En mi vida ha significado siempre el momento de conexión con mi alma y con todas las almas, es imprescindible.