El lotero de San Agustín y cinco altos cargos de Loterías, entre ellos su hermano, delegado del ente en A Coruña, están cerca de ir a juicio por la Primitiva millonaria sin dueño conocido —de 4,7 millones de euros—. La magistrada del Juzgado de Instrucción número 8 concluye en un reciente auto que, tras la investigación, los hechos, ocurridos en julio de 2012, pueden ser constitutivos de un presunto delito de apropiación indebida e insta a las partes, incluida la Fiscalía, a que soliciten la apertura de juicio, el sobreseimiento de la causa o la práctica de nuevas diligencias judiciales. La Policía Nacional, tras su investigación, indica que el legítimo propietario del boleto millonario es un hombre ya muerto.

La magistrada señala como investigados a Manuel Eugenio Reija, responsable de la administración de la calle Pío XII, y a su hermano, Miguel Reija, delegado provincial de Loterías, al que avisó cuando, según su versión, se encontró el boleto. También figuran como investigados el entonces director de negocio de la Sociedad Española de Loterías y Apuestas del Estado (Selae), Juan Antonio Gallardo López; el jefe del servicio de control de premios e invendidos en 2012, Joaquín Argudo Carreño; el director de producción de sistemas técnicos de Loterías del Estado en ese momento, José Manuel Ortiz del Pozo; y el entonces subdirector de comercialización de juegos, Juan Antonio López Martínez.

La magistrada exonera a otros tres altos cargos que formaron parte del proceso y a los que tomó declaración como investigados durante la instrucción: José Miguel Martínez Martínez, que hace nueve años era presidente de Loterías y Apuestas del Estado; José Miguel Sanz Carnero, jefe de sección de Loterías; y Luis Ramos Ávila.

Todo ellos comparecieron ante las juezas —la instrucción cambió de juzgado a principios de 2020—. Primero lo hicieron los dos hermanos, en A Coruña, y después el resto de directivos, a través de videoconferencia. Manuel Reija aseguró haber encontrado la Primitiva en su administración, en la parte exterior del cristal, junto al pasamonedas y, según sus palabras, “en unas condiciones impecables”. Hace unos meses dijo, en declaraciones a este medio, que “no tenía a nadie delante” cuando comprobó el boleto premiado y que como este es “un documento al portador” podría haber ido “a una entidad bancaria” a retirar el premio y no decírselo a nadie.

Pero se lo contó a su hermano, Miguel Reija, directivo de Loterías, que lo traspasó a la Selae. El 5 de septiembre de 2012, el lotero solicitó cobrar el premio por su “buena fe” y la “predisposición para colaborar”. La Selae informó del hallazgo al Servicio de Control de Juegos de Azar e instó a la Policía Judicial a tomar huellas, aunque no resultaron relevantes.

El desencadenante de la investigación judicial fue la denuncia presentada por un hombre, ya fallecido, que en diciembre de 2018 defendía que era el legítimo propietario de la Primitiva millonaria, a la que le salieron unos doscientos pretendientes desde que se comunicó su hallazgo. Aunque la investigación policial concluye que el dueño del boleto es otro hombre, fallecido, que selló cuatro boletos en el Carrefour de Alfonso Molina y los comprobó, días después, en la administración de San Agustín.

Según el informe policial, el propietario de la Primitiva premiada con 4,7 millones de euros entregó cuatro boletos que se comprobaron en 16 segundos. Se le pagó un premio inferior y 49 segundos después se realizaron otras dos nuevas apuestas. Así, la Policía Judicial concluye que el jugador se hallaba frente al lotero “indiscutiblemente” cuando se hizo la comprobación. Sin embargo, Reija insiste en que estaba “solo”. Además, la máquina muestra que, minutos después, se volvieron a comprobar los cuatro boletos para encontrar la Primitiva millonaria, que pasó por la máquina una tercera y última vez. En la pantalla aparecía “Premio Superior. Llevar resguardo a la Delegación”, lo que significa que el premio es mayor de 5.000 euros. Esa frase se vio también en la pantalla exterior, aunque solo durante dos segundos, por lo que, dice la Policía, “imposibilitó” al apostante advertir el mensaje. Además, la Policía considera vox populi que dos días antes en la administración de Carrefour se había sellado esa Primitiva ganadora. Reija, además de asegurar que se había encontrado el boleto cuando estaba “solo, sin ningún cliente”, había confirmado el hallazgo de un solo boleto, cuando en realidad eran cuatro. Ante la jueza, el lotero achacó este dato a un despiste, pues creyó que no tenía importancia.

Un patrón que se repite para dar con el premiado

Cuando el dueño del boleto premiado va a San Agustín, el 2 de julio de 2012, a comprobarlo, entrega cuatro billetes, según la investigación. Eran las 11.25 y 39 segundos, según la máquina de la administración. Se le paga un premio inferior y repite una de las apuestas. El legítimo propietario usaba una serie de números en todas sus apuestas, aunque no en la ganadora, que fue automática. Sin embargo, ese patrón se repite no solo en la compra en la administración de Carrefour sino también en la comprobación en San Agustín y en otras muchas apuestas que la Policía ha investigado, incluso en ciudades fuera de A Coruña, cuando el apostante se encontraba de viaje.

El sistema de geolocalización sitúa al dueño

La investigación policial no solo ha permitido comprobar que los números de los boletos que acompañaban a la Primitiva millonaria eran habituales en las apuestas del propietario, sino que el apostante se encontraba en el Carrefour de Alfonso Molina cuando se sellaron los cuatro boletos y también en las inmediaciones de San Agustín poco después de que la máquina registrase que una de las Primitivas tenía más de 5.000 euros de premio. Los sistemas de geolocalización de las tarjetas concluyen que el legítimo dueño estuvo en Carrefour y en un supermercado cerca de la administración de Pío XII aquel día.