Los niños con autismo cuentan con apoyos mientras están en el sistema educativo, pero según explica Beatriz Bello, una de las responsables del proyecto tinerfeño Platea, es en la edad adulta cuando las personas con este trastorno “se ven más solas”. Por eso Platea, desde hace varios años, trabaja con jóvenes autistas a través del teatro, acompañando a un grupo mientras escribe una obra y luego la interpreta. Aunque esta iniciativa lleva ya varios años en marcha, este jueves actuará por primera vez en la Península, con una representación en el teatro Colón de la historia de piratas En busca de Barbarroja. Será a las 20.00 horas, y como parte del Festival de Artes por la Inclusión Cultural (Festigual).

La obra está orientada a público familiar, y, además de hablar de banderas negras y botellas de ron, incluye “una perspectiva de género”, según explica Bello. La trama cuenta la historia de Sister Ping, hija del desaparecido capitán Barbarroja. Para buscarlo tendrá que hacer frente tanto a las reticencias de su madre como a las del bucanero Jack, que, ignorando a Anne Bonnie y Mary Read, considera que las mujeres no pueden ser piratas. “Nos parecía un tema interesante a tratar” explica Bello, que añade que en el grupo, formado por “nueva personas con autismo de entre 19 y 26 años”, así como por voluntarios y equipo técnico, hay un par de chicas que “pueden ser bastante líderes”, pero también sentir “presión” por estar en un entorno mayoritariamente masculino.

El proceso de creación de la obra es “bastante colaborativo” y los usuarios participan en la redacción de la obra, con la guía de una directora escénica y un director coreográfico. Desde un punto de vista práctico, este tipo de actividad aumenta las competencias personales y comunicativas de los usuarios, pues “las personas con autismo a veces tienen dificultades a la hora de comunicarse y relacionarse” y la forma de trabajo obliga a trabajar en grupo.

Y también se trata de “romper el prejuicio” de la sociedad y hacer ver que las personas dentro del espectro autista tienen capacidad para ser creativos y “generar productos artísticos de calidad”. La desinformación con respecto a su situación y necesidades es uno de los grandes problemas que afrontan, indica Bello, para la que “más que las dificultades que tenga la persona con autismo, se trata de la dificultad que tiene la sociedad para entenderla”.

El autismo es sobre todo una discapacidad “de tipo social” y a los que se ven afectados les cuesta más comunicarse o entender lo que los demás quieren decir; por ejemplo, con el lenguaje metafórico. Esto puede generar un círculo vicioso en el que les cuesta relacionarse, se alejan de los demás, y estos piensan que no quieren tener relaciones sociales. “Las personas con autismo se aíslan mucho más de lo que ellos quisieran”, indica Bello. Iniciativas como En busca de Barbarroja les recuerdan al resto todo lo que pueden aportar.