La economista Sabela Siaba (A Coruña, 1999) se graduó en la Universidade da Coruña (UDC) con el trabajo Contaminación atmosférica e ictus: una aproximación a la relación y a la estimación de costes económicos, en el que valora en términos monetarios las muertes y enfermedades que causa la polución de vehículos.

¿Cómo surgió su interés por el tema? ¿Tenía experiencia previa en medicina o medio ambiente?

No. Damos economía de salud como parte de una asignatura, e hice el trabajo con el profesor que la impartía. Quería hacer algo de economía ambiental o de la salud.

¿A qué conclusiones llega?

Hemos analizado un solo contaminante, el más común, el material particulado: PM10 y PM2,5 [partículas de diferentes tamaños que están flotando en la atmósfera y que pueden generar problemas de salud]. Hemos calculado las tasas de hospitalizados y fallecidos de ictus en España, para 2018, y los datos mostraron que el coste económico de este contaminante supone el 0,55% del PIB. Más de cinco mil millones de euros. Y es solo un contaminante, y un solo tipo de enfermedad.

¿A qué se debe el coste?

Engloba tanto hospitalizaciones como muertes. Para las muertes prematuras empleamos un método estadístico para calcular el coste económico, y para las hospitalizaciones los costes que ofrece el Ministerio de Sanidad, que estima las estancias medias.

¿Cómo llega este material particulado a la atmósfera?

El principal motivo es el tráfico rodado, los vehículos.

¿Cuántas muertes y hospitalizaciones hubo en 2018?

Son valores aproximados, pero las muertes por ictus atribuibles al material particulado son unas 1.250, y hospitalizaciones unas 5.200.

¿Cómo se determina cuántos ictus se deben a la presencia de estas partículas, de entre todos los que ocurren?

A través del IHNE, un estudio sobre la carga de las enfermedades. Todo esto son estimaciones: el estudio establece unos porcentajes que se deben a esta causa, y calculas a partir del valor medio. Para avalar esos datos también hicimos una regresión econométrica [un tipo de análisis matemático] y nos mostró que sí que hay una relación directa entre casos de ictus y la presencia de contaminación.

¿Llega a hacer una comparación entre España y otros países, o entre diferentes regiones de España?

No, es un trabajo de fin de grado, y tiene que ser ampliado. También hay otros contaminantes que no trabajamos, como el dióxido de azufre. La base de datos para el material particulado era la más asequible era , y la relación de los demás con el ictus no estaba tan clara.

¿De dónde sacó los datos?

De fuentes públicas. Además del IHNE, sacamos del Instituto Nacional de Estadística (INE), del Ministerio de Sanidad o del de Transición Ecológica, en el caso de los datos de contaminación.

¿Están despegando las investigaciones del campo económico que tienen que ver con la ecología y salud?

Sí. Actualmente parte de un grupo de investigación de la UDC, Macroeconomía y salud, y cada día son más evidentes los problemas que hay, tanto medioambientales y de salud, y hay que estimarlos.

Ya que está dentro de este grupo, ¿va a seguir desarrollando sus investigaciones sobre la contaminación?

Sí, ahora acabaré el máster y posiblemente haga un doctorado en economía de la salud, pero aún setá por ver si seguiría esta línea de investigación concreta.

Un gasto de más de 1.000 euros por habitante en A Coruña

De acuerdo con de la consultora holandesa CE DELT que analizó los costes sociosanitarios debidos a la contaminación atmosférica en 2018, A Coruña es la cuarta ciudad en la que estos son más altos entre las 48 analizadas en España. Suponen 1.033 euros anuales, la misma cantidad que en Coslada y solo por debajo de Madrid, Guadalajara y Barcelona. Por comparación, en la segunda urbe gallega en la que son más elevados, Pontevedra, el coste es de 824 euros al año; a continuación están Ourense (812 euros per cápita), Santiago (756), Vigo (747), Lugo (723) y Ferrol (588). El alcance económico total en A Coruña alcanzó, de acuerdo con este estudio, la cifra total de 252 millones de euros en 2018.