Vicente Panuelos, el oficial de la policía filipina que orquestó la operación contra el coruñés Diego Bello, ha sido ascendido y pasa de capitán a mayor. Este ascenso llega cuando tanto Panuelos como dos de sus compañeros están siendo investigados por la muerte a balazos del empresario coruñés en enero del año pasado en Siargao. Panuelos defendió en sus comparecencias que Bello era un peligroso narcotraficante y que, por ese motivo, había ideado un plan para detenerle y que se había complicado cuando Diego Bello disparó a los agentes, al haberse dado cuenta de que no estaba participando en una operación de compra y venta de drogas y no en una emboscada.

A pesar de que los tres policías implicados en esta muerte cuentan la misma versión de los hechos, tanto el NBI, que es un órgano similar al FBI estadounidense, como la Comisión filipina de Derechos Humanos consideran que los policías no están contando la verdad.

Los investigadores del NBI aseguran que Diego Bello no estaba armado y ponen en duda la versión de Panuelos y sus hombres, porque, entre otras cosas, el único herido en el tiroteo fue el joven coruñés. Los policías dispararon a lugares del cuerpo de Bello en los que sabían que resultarían letales.

La mujer de Panuelos también ha sido ascendida en la Policía filipina. El portavoz de la familia de la víctima y de la plataforma Xustiza para Diego, Francisco Lafuente, considera que el Gobierno filipino “está promocionando y premiando a un capitán de policía acusado por la justicia de su país y la propia NBI”, toda vez que está siendo investigado por asesinato, perjurio y manipulación de pruebas falsas para acusar a Bello de ser narcotraficante. “La noticia se comenta sola”, dice Lafuente.

La familia enmarca este ascenso en la decisión del Tribunal Constitucional filipino de aprobar y dar respaldo a la ley que aprobó el presidente Duterte al principio de su mandato, en la que autoriza a la Policía a disparar a matar.

“El Gobierno dice: A mí la Justicia me importa un huevo, el NBI también, aquí quien manda soy y y la policía”, comenta Lafuente, que considera que, con esto, se manda un mensaje a las instituciones filipinas. “Si eres un juez filipino en contra del Gobierno, mañana apareces con una pistola y cocaína y te pueden dar muerte”, relata Lafuente, ya que los investigadores consideran que los policías fabricaron pruebas para poder explicar la muerte de Diego Bello.

Preguntada por este diario, la Embajada de Filipinas en España no realizó declaraciones sobre este tema.

“Es increíble que un presidente se permita el lujo de apoyar a policías acusados de asesinato por su propia justicia”, lamenta Lafuente, que asegura que la familia seguirá luchando para hallar justicia para Diego. La familia tiene a la venta ropa de la marca que había fundado Bello y vende también discos.

En sus declaraciones, los agentes investigados mantuvieron la misma versión sin fisuras, que descubrieron que Bello era traficante, que urdieron un plan para detenerlo, pero que el joven intentó huir y les disparó al saber que había sido emboscado.