Rosa María Fernández es doctora en musicología, y autora de múltiples libros y estudios académicos sobre esta disciplina y de currículos educativos de ESO y Bachillerato. A las 19.00 horas de hoy imparte una conferencia sobre la ópera contemporánea en la Fundación Seoane, acompañada por la soprano Ariana Aranda, que actuará en directo. Es parte del ciclo A_Nexos, de la asociación cultural Aïs.

¿Cómo se coordinará con Ariana Aranda?

Yo hablaré y ella cantará tres piezas, que serán sorpresa. En esta primera conferencia me voy a centrar más en los inicios de la ópera contemporánea como el dodecafonismo austríaco e italiano. En el marco de A_Nexos impartiré otra charla en la que hablaré más de las óperas que se están estrenando hoy en día, y los formatos; en ese caso me acompañará un instrumento.

¿Qué es “ópera contemporánea”?

La ópera en los siglos XX y XXI, que inaugura la modernidad y deja atrás el bel canto y verismo. Se tratan nuevas temáticas y formas de componer, y se dirige a un público diferente, no ya a la burguesía. Llegaremos al siglo XXI: hoy en día se hace ópera por Facebook, por Twitter.

¿Cómo se da el cambio?

Se inaugura en Viena junto con otros procesos del pensamiento como el psicoanálisis, pensando en lo que acontece en el ser humano. El subconsciente, las pulsiones sexuales… Ya no se ocultan. Salen los pobres, los marginados. En Verdi las casquivanas pagaban con la muerte en escena: ahora aparecen madres solteras, soldados borrachos, el lumpen asalta la escena. Aparecen el tonalismo y la dodecafonía. Hay quien lo ve con horror, pero hay una gran belleza y emoción, aunque la forma de expresarla sea diferente.

¿En qué obras se centran?

Nos vamos a detener en Lulú [del austríaco Alan Berg, estrenada en Suiza en 1937]. La protagonista es una mujer amoral, con un planteamiento fuera de las convenciones. Hay mucha muerte y violencia, y denuncia social. La conferencia trata también de las nuevas dramaturgias, y de cómo nos hablan a los espectadores actuales. No tiene mucho sentido poner un tutú o ropa del siglo XIX: los directores de escena de hoy ponen al día el mensaje del autor, sin traicionarlo. Vemos óperas antiguas con escenario en la luna.

¿Cómo es la ópera que se estrena hoy, en cuanto a temas?

Es muy actual. Las obras hablan de los problemas del ser humano hoy en día. Hablan de la pena de muerte, el abuso de la tecnología, la soledad de los ancianos, el machismo, el feminicidio… Para cada uno de los problemas de hoy hay una ópera que habla con nosotros.

¿La ópera clásica está osificada?

Amo el repertorio, pero estar siempre haciendo tradicionalismo y no dando oportunidad a que se escuche lo que se hace hoy en día me parece cerrar gran parte de lo que la comunidad mundial está haciendo, y es algo que ocurre en A Coruña. Y ya no pasa incluso en los festivales más tradicionales. Salzburgo ha hecho ópera contemporánea. Se hacen cosas de gran talento y originalidad y aquí estamos haciendo otra vez Don Giovanni, otra vez Carmen…

¿Cree que quizás es difícil que el público se acerque a la ópera?

Hay muchísimo público para las óperas contemporáneas. En Madrid o Barcelona, que tienen una política muy inteligente, la llevan a los teatros a donde va la gente joven, y siempre hay sold out… Y en otros países igual. Hay óperas con instrumentos electrónicos, con electrónica en vivo que puede emitir bajo el asiento, con realidad aumentada… Se puede ver sin ninguna formación, pero, al igual que la clásica, conociendo las pautas se disfruta más. En Galicia tenemos a un gran compositor, Fernando Buide, que hace cosas a un nivel europeo, y la última que estrenó en Galicia era divertida, bufa.

Además de dar clase en la formación del profesorado de música en la Universidade de Santiago, es experta en Seguridad e Inteligencia.

Es muy raro que lo sea a la vez que musicóloga, pero son dos amores diferentes. Entré por azar. Viví fuera de España, entré en contacto con Inteligencia, y luego hice un máster sobre esto. Trabajo mucho en prospectiva [el estudio del futuro]. Es algo que me da muchísimas pistas de adónde va el mundo, y me ayuda a entender la música de hoy.