Cuando la Policía Local y los trabajadores encargados de la demolición llegaron a primera hora de este lunes a las viviendas de San José, en las ruinas de la única construcción que permitía una mínima habitabilidad solo estaban los enseres desechados por las personas que la habían ocupado ilegalmente en los últimos meses.

Varias de las viviendas de San José, que se hallan en estado ruinoso. Carlos Pardellas

El seguimiento realizado por el Concello en los últimos días permitió comprobar que se habían llevado los muebles y hasta un televisor que se instaló en esa casa, donde se llevaba a cabo la venta de estupefacientes. Pero en el interior aún quedaban mesas, sillas, colchones y hasta un frigorífico, además de gran cantidad de basura, que también rodeaba la vivienda.

Interior de la vivienda del lugar que se hallaba en mejores condiciones. Carlos Pardellas

Fuentes municipales señalaron que la casa era utilizada tan solo como punto para efectuar las transacciones y que allí no se consumían drogas. Un grupo de cuatro o cinco personas de las que la habían ocupado merodeaba este lunes sin embargo por el lugar, pero las tres patrullas policiales que acudieron allí a lo largo del día se limitaron a ser meros espectadores del comienzo de los trabajos, que esta misma semana pondrán punto final a lo que fue el núcleo rural de San José.

Aunque las obras debían haber comenzado en junio, momento en el que el Concello valló el grupo de edificios, la presencia en uno de ellos de los traficantes impidió ponerlas en marcha y hubo que esperar hasta ayer a recibir la autorización judicial. Fue precisamente esa vivienda, la que reunía mayores condiciones para ser ocupada, por la que empezó la demolición, con el fin de impedir que vuelva a ser allanada en los próximos días, de forma que por la tarde se habían derribado muros situados en su parte trasera. Con ese mismo fin permanecieron las patrullas policiales esta tarde en el lugar y se prevé incluso que continuarán durante la noche.

Las viviendas de San José fueron expropiadas por el Concello en 2019 después de que estuvieran en estado de abandono durante años. Tras la desaparición del poblado chabolista de Penamoa, parte del tráfico de drogas que se realizaba allí se trasladó a ese núcleo. Las protestas ciudadanas y la necesidad de ensanchar la avenida de Fisterra en ese punto llevaron al Concello a acelerar los trámites para la eliminación de este grupo de casas.

A finales de 2018 la Policía Nacional realizó allí una operación contra el tráfico de drogas en la qu se detuvo a siete miembros de la misma familia, entre ellos dos menores, y se incautaron 20 gramos de heroína y otros 20 de cocaína, dos escopetas de balines y una réplica.