Natalia Sanchidrián no es terapeuta ni tiene vocación de serlo, pero sabe lo que es pasar por duros trances psicológicos que la empujaron al borde del abismo. Vivencias a las que pudo sobreponerse, primero, gracias a la ayuda de sus psicólogos y psiquiatras y, después, debido al poder de la escritura como elemento liberador. Un ejercicio que empezó a poner en práctica antes de saber siquiera que lo que estaba haciendo le serviría, a la postre, para algo más que llenar las horas. “Yo escribo en diarios, agendas y todo lo que cayese en mis manos desde los nueve años, porque necesitaba expresarme. Sufrí abusos en mi infancia y desarrollé miedos, que hicieron que fuese una bomba de relojería andante que no sabía como gestionar nada”, explica Sanchidrián.

La escritora, autora de libros como Volando alto, Feliz de ser yo y, más tarde, Tu libro interior, una edición limitada para la gente que desea escribir un libro, visitará mañana la sede de Afundación, donde participará, a las 19.00 horas, en el evento motivacional Comparte tu verdadera historia, en el que busca invitar a los participantes a tomar consciencia de sus vivencias y buscar en su interior algo que, para ellos, merezca la pena contar. Igual que le ocurrió a ella. “Gracias a mis psicólogos y psiquiatras pude empezar a hablar de los abusos que había sufrido. Algo en mi interior me decía que, en algún momento, tenía que escribir mi historia, por si podía ayudar, aunque fuese a una sola persona, a salir adelante”, recuerda.

Al final no fue una, sino miles, las que se pusieron en contacto con ella para pedirle asistencia en el proceso de exteriorizar sus vivencias. Ella, encantada de compartir su conocimiento, advierte: este ejercicio no es para cualquiera. “Lo primero siempre es ponerse en manos de profesionales y, si ellos lo recomiendan, comenzar a escribir como ejercicio terapéutico. No podemos tratar a la ligera los trastornos mentales”, avisa.

Su labor es, siempre que la persona esté lista, servir de guía en ese camino para conocerse y poner negro sobre blanco los periplos vitales. “Yo creo que todos, de una u otra manera, podemos escribir un libro. Yo vengo de la nada: de una familia humilde, sin apenas dinero, un entorno traumático y con experiencias desagradables. Pensé que era la única, pero cuando empecé a escuchar a la gente, me di cuenta de que estas cosas les pasan a miles de personas. Hay testimonios de superación increíbles, el ser humano tiene una fuerza brutal”, asegura.

A A Coruña llegará de la mano de una de esas tantas personas con las que conectó después de haber compartido sus vivencias, Icíar Varela, y de la Fundación Naru, a quien se muestra profundamente agradecida. “Contactó conmigo y creamos un nexo muy bonito. Fue la que movió los hilos para que yo estuviese aquí”, asegura.

Natalia Sanchidrián apela, sobre todo, a los tiempos y al proceso a la hora de conocerse a uno mismo y compartir lo vivido, sobre todo si lo que se busca es enfocarlo como un ejercicio liberador o terapéutico. Así fue en su caso, en el que las cosas no cambiaron de la noche a la mañana, sino que tuvo que emprender, con paciencia, las etapas de un largo camino que aún recorre.

“Escribir un libro no va a cambiar tu vida. A veces tenemos dentro un potencial, pero nuestras circunstancias no nos han permitido conectar con esa fuerza. Yo tengo 49 años y empecé a ser feliz hace cuatro. No sirven las frases bonitas si no me las creo o no hay un proceso detrás”, asegura.