Parece que la plaza sin nombre que hay entre Antonio Ríos y la calle Cerca, como una frontera entre Os Castros y O Castrillón, esconde algo especial. No solo porque tiene un Ginkgo biloba como invitado, el árbol más antiguo según los científicos, sino porque en ella ocurren muchas cosas, como que los coches, de noche, aparcan en su interior. Los vecinos también pueden descansar de sus caminatas en los bancos que hay junto a las vallas, pero no son unos bancos normales. Están remendados. Su color lo delata. Cuando un listón de madera se estropea o se rompe, no reparan el banco entero, sino que van poniendo parches, cambiando listón a listón. “Placita cotroñosa”, la llaman algunos vecinos, que se quejan también de que las farolas no funcionan.