Mujer, identidad, vivencia. Infancia, juventud, madurez. Un recorrido vital que la artista coruñesa Yolanda Dorda exploró en sus obras a lo largo de sus 15 años de trayectoria, y que encontraron, este mes, el mejor receptáculo en el Kiosko Alfonso. La muestra Desexos, que ofrece un recorrido por todas las fases de la creación artística y el crecimiento personal de Dorda, enfila su última semana en la que ha sido su casa este mes, a la espera de nuevas estancias que conquistar.

Este domingo, por lo pronto, cerrará sus puertas en Méndez Núñez con muy buen sabor de boca. “Estoy muy contenta. En general, creo que las críticas han sido muy buenas. Al final es un mes escaso, pero el balance es muy positivo”, comenta la autora.

Quince años alcanzan para ser muchas personas y para vivir muchas vidas. También para quemar etapas y ahondar en la propia identidad, o en las muchas que pueden convivir en un mismo ser humano a lo largo de los años. Dorda la explora en Desexos a través de las 79 obras que la componen, y también con herramientas como el retrato, la paleta de colores y la expresión del rostro.

“La exposición empieza con unas obras con menos color, y acaba en las últimas, más rosas, más femeninas. Son imágenes que abarcan desde los juegos de la infancia hasta la sensualidad de la madurez”, explica Dorda.

La propia morfología de la sala asiste al recorrido en su narrativa, pues, a medida que se avanza, el espectador puede ser testigo de las distintas etapas de este periplo vital. “La muestra explora la identidad personal, y la mía en concreto. Habla de las crisis y los cambios que se experimentan a lo largo de la vida. Hay una continuidad, no tendría sentido colocar las imágenes de la infancia con la obra más erótica, por ejemplo”, señala. Entretanto, la artista, en su exploración incansable de la identidad y de sus posibilidades creativas, encuentra, casi por casualidad, nuevos formatos en los que plasmar su obra, como las camisetas solidarias de la iniciativa Coge Aire, para la que cedió sus creaciones con el fin de recaudar fondos para la Cocina Económica y la Federación Galega de Enfermidades Raras e Crónicas (Fegerec). “Es curioso como salen a veces las cosas. Que lo de las camisetas coincida con la exposición temporal es bonito, más allá de la intención solidaria de fondo”, indica.