Dice Rosa Otero que ella no ha tenido clientes en su farmacia, sino “amigos”. Para Carmiña Casariego el mostrador de su botica no era una barrera entre el farmacéutico y el enfermo o el consumidor, sino un vínculo de “confianza”. Pilar Cachafeiro siempre se ha tomado su trabajo entre medicamentos y recetas como una forma de “ayudar a quien más lo necesita”. Estas tres farmacéuticas estarán esta tarde en el colegio oficial de su gremio en A Coruña para recibir junto a otros trece compañeros y compañeras las insignias de oro que conmemoran los 50 años transcurridos desde que se colegiaron.

La farmacéutica Carmiña Casariego. | // VÍCTOR ECHAVE

El acto, que no se celebró en los dos últimos años por la pandemia del coronavirus, reúne a los nueve farmacéuticos de la provincia de A Coruña a los que se debía haber entregado la insignia en 2020 y a los siete que se les debe de 2021, por lo que hoy todos echarán la vista a más de medio siglo atrás, al momento de su colegiación. El grupo, con profesionales jubilados en su mayoría pero con alguno activo en la actualidad, está formado por Rosa Otero Raña, Carmiña Casariego Torres, Pilar Cachafeiro Pazos, Pilar Ameijeiras Marra, Elisa Hombre Rial, Rosa María Jiménez Zato, Margarita Mercader Riulas, Agustín Pía Lage, José María Rubio Fernández, Filomena Suárez Cardeso, Carlos Antonio Cobelo Blas, Elena Díaz Eimil, María del Carmen Méndez Camino, María Sofía Montero Sanjurjo, Alicia Rey Formoso y Dulcina María Vilas Tojo.

Pilar Cachafeiro, en su botica. | // VÍCTOR ECHAVE

Otero tiene una visibilización social mayor que sus compañeros de profesión. Fue fundadora de la Asociación Antidroga Antonio Noche y preside desde 2006 la Asociación Provincial de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios de La Coruña, así como la entidad sociocultural El Hórreo. Procede de una familia en la que la farmacia no entraba en las perspectivas de futuro y deja a dos hijas, Rosa y Ana, que sí han seguido su ejemplo.

“Fui muy inquieta toda mi vida”. Así se define. En 1972 comenzó a trabajar en su propia farmacia, que había comprado en el cruce de la calle Rafael Bárez Vázquez con la avenida de la Concordia dos años antes, cuando se colegió tras estudiar en Santiago. “Entonces aquí había huertas y un asentamiento chabolista”, recuerda. “Ser farmacéutica es escuchar, consolar, ayudar, aconsejar. La gente necesita hablar y muchas veces viene a hablar a la farmacia, por donde, de una forma u otra, pasa todo el mundo”, proclama Rosa Otero, que muy pronto cumplirá 81 años.

Dos menos tiene Carmiña Casariego, también estudiante en Compostela, donde coincidió con Mariano Esteban, jefe del grupo de Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biotecnología, CSIC. Hace once años que colgó para siempre la bata blanca en su farmacia de la calle Francisco Comesaña en Santa Cruz, la primera que hubo en el pueblo oleirense, que traspasó y aún sigue siendo farmacia. Ella y sus dos hermanos pertenecen a la rama sanitaria, cada uno en un área distinta. Parecía evidente con una familia, natural de Ortigueira, en la que ha habido “muchos farmacéuticos”. “Yo hablo bastante, y me gustaba hablar con los clientes, preguntarles, escucharles y sobre todo recomendarles. Lo mejor de mi trabajo era el trato con la gente”, repasa Casariego.

En Zamora primero y en A Coruña después se colegió Pilar Cachafeiro, de 79 años, hace más de medio siglo. En el pueblo castellano de Fuentesaúco empezó a trabajar en la farmacia de su esposo y ya en Galicia la familia atendió las dos que compró, una de ellas en el número 8 de la calle Concepción Arenal. Sus dos hijos, Germán y Carlos, heredaron una botica cada uno. “Ayudamos en lo que podemos. Me gusta mucho la relación que tengo con los pacientes”, reflexiona hoy Cachafeiro, que despacha todavía.

Hoy las tres farmacéuticas, y sus colegas de generación, lucirán el oro de la experiencia en sus prendas. El Colegio Oficial de Farmacéuticos otorgó 41 insignias de plata en 2020 y otras 45 en 2021, que fueron enviadas a los compañeros que cumplieron 25 años de colegiación, dado que por la pandemia no se pudo realizar una entrega presencial.