La Opinión de A Coruña

La Opinión de A Coruña

Miguel Ángel Gervas Jefe de la Policía Local de 1984 a 1998, recibió un reconocimiento municipal

Miguel Ángel Gervas: “A cada coruñés que llamaba al 092 le mandábamos una nota dando gracias”

“La policía de barrio fue muy celebrada: lo ideal es que los policías hagan patrullas a pie”

Miguel Ángel Gervas, en el acto de la festividad de la Policía Local de A Coruña de hoy. | // VÍCTOR ECHAVE

Miguel Ángel Gervas Camacho era capitán del Ejército en 1981, y, según cuenta el libro 23-F. La conjura de los necios, fue detenido y amenazado con armas por compañeros golpistas. Abandonó las Fuerzas Armadas tras esto, y, tras estar en la Policía Local de Leganés, pasó a ser inspector jefe de la de A Coruña entre 1984 y 1998, cuando se jubiló. Esta mañana la alcaldesa, Inés Rey, le entregó un reconocimiento del Ayuntamiento en un acto por la festividad del cuerpo.

¿Cómo era la Policía Local que se encontró en 1984?

Totalmente distinta. Era totalmente de la época anterior, y al llegar la democracia y el alcalde Francisco Vázquez cambió absolutamente todo. Nuestro proyecto era hacer una policía local adecuada a los nuevos tiempos, moderna, y metiéndonos con bastantes competencias. Seguridad ciudadana, patrullas, clases de educación vial, protección civil, controles de alcoholemia, velocidad, la ORA… Hubo cantidad de cambios bestiales en aquellos años.

¿A qué se dedicaban antes?

Veía que estaban volcados en el tráfico y sobre todo en denuncias, mucha multa. También les absorbía trabajo el Consejo de Ministros que presidía Franco en el Palacio Municipal en verano.

¿Cuál era la preparación de la plantilla que se encontró?

Se exigía ser graduado escolar. Pero tuve la suerte de que en 1985 entró una promoción muy grande que venía con una formación bastante superior. Llevaron las nuevas funciones estupendamente.

Trabajó catorce años con Francisco Vázquez.

Intentábamos ponerle al Gobierno local los objetivos anuales que teníamos y este los aprobaba. Presentábamos una memoria con los objetivos normalmente cumplidos.

¿De qué cuestiones se siente más orgulloso de su época?

Lo que más me gusta es el 092, tuvo muchísimo éxito. A casi cada persona que nos llamaba después le hacíamos llegar por correo una nota dándole las gracias con la colaboración. Antes había un teléfono fijo, con nueve cifras, y, en cuestiones peligrosas a nada que podía se pasaba al 091. También estaba la ronda nocturna. Teníamos muchos problemas de ruidos de estudiantes en la calle Juan Canalejo, algo que luego se trasladó a los jardines. Y tuvimos bastante éxito en el levantamiento de campamentos de gente de etnia gitana. Levantamos dos o tres zonas de acampada ilegales con la gente que llevaba años.

¿Había que usar mano izquierda?

En principio, había que decirles muy claro que iban a salir de allí, porque estaban ilegales y había proyectos urbanísticos que había que hacer. Y convencerlos. Teníamos presencia policial en los poblados y veíamos a qué se dedicaban, de qué vivían. Algunos obedecieron y otros no; entonces se montaba un dispositivo y se desalojaban. Era algo que demandaba toda la vecindad y el Gobierno local tenía como objetivo prioritario.

¿Cómo era la figura de policía de barrio que crearon?

Fue muy celebrada. Eran patrullas permanentes y fijas de dos policías que trabajaban en el barrio mañana y tarde, con contacto con los vecinos, los colegios y los comerciantes. Había una conexión muy grande con el Ayuntamiento.

¿Es importante que al policía se lo vea en la calle?

Importantísimo. A veces hay poco personal y se mueven más en coche. Pero lo ideal del policía sería ir a pie, en patrullas de a dos, y lo siguiente en pareja de motoristas.

¿Es importante que el vecino conozca a la policía?

¡Bueno! En la Policía Local es una cosa permanente. El policía local es un vecino y hay una conexión tremenda con la gente. Eso es estupendo para el trabajo policial. Teníamos una colaboración muy buena con la ciudadanía.

¿Cómo iban de medios?

Al inicio no había casi material asignado, pero el Gobierno empezó a realizar partidas específicas para la Policía Local en el presupuesto.

¿Qué valores considera que debe tener un agente de policía?

Ser policía en democracia es muy difícil. Hay que tener una gran preparación técnica y psicológica. Hay gente en la calle en condiciones etílicas y de drogas y vivimos situaciones peligrosas, pero al tiempo tienes que respetar sus derechos. Y a los juzgados llevas a gente y lo ves otra vez en la calle...

¿Qué casos recuerda más?

Los desalojos del barrio de San Amaro por el petrolero [el Mar Egeo], y quedarse en custodia para que no se robara en las casas. Aquella noche fue tremenda. En la zona del puerto, algunas noches, había grupos de marineros extranjeros totalmente ebrios... Necesitábamos cuatro o cinco policías para recoger a alguno de ellos, levantarlo en alto y meterlo en un coche.

¿Cómo ve la situación actual del cuerpo?

Me he quedado apabullado de la cantidad de cosas que han hecho según la memoria de la Policía Local de 2021. Es impresionante. En los turnos no hay realmente mucha gente. Como se hacen tantos trabajos creo que no pueden parar, con todo lo que figura en la memoria. Y en el acto me he quedado impresionado al ver a los policías en el salón de plenos, con autoridades civiles, militares... Esto nunca lo había visto en mi vida. Y en el cuerpo, según me están diciendo, está entrando gente muy cualificada. Aunque se necesitaría más gente, porque son muchas funciones.

Un 11% de la plantilla son mujeres. ¿Cuántas había en su época?

Unas 30 o 40 de 400 que éramos, pero se necesitan bastantes más. Aportan calidad humana, tienen muchas más empatía para muchos problemas delicados. Pero a veces hay actuaciones con violencia y se necesita tener fuerza, aguantar el tipo. A veces eran agredidas con muy mala leche, con golpes en partes en las que las mujeres son muy sensibles.

Compartir el artículo

stats