La Opinión de A Coruña

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El precio de jugar en el parque: 16 puntos en la rodilla

Iago Paseiro cayó sobre el hierro que rodea los árboles en un terreno próximo a la Torre: “Es un peligro, nos interesa que lo quiten”

Iago Paseiro muestra su herida en la rodilla, ayer, en el lugar en el que se cayó. | // VÍCTOR ECHAVE

Un sábado de este mes de mayo, Iago Paseiro, de 12 años, salió de los campos de A Torre y siguió jugando al fútbol con sus compañeros en el parque que hay junto a la antigua prisión provincial. Pero la jornada acabó de la peor forma: en el hospital. “Cayó sobre unas vallas de hierro que rodean los árboles de ese parque. Le atravesó todas las capas de la piel”, explica su madre, Dolo Díaz.

Una vez pasado el susto, la familia reflexiona “sobre lo que pudo pasar” e insiste en que la única salida es “retirar” esos elementos. A Iago le tuvieron que dar 16 puntos en la rodilla para cerrar la herida. “Menos mal que donde fue el golpe no hay nervios ni tendón, sino sería mucho peor. Pero si se da en la cabeza, se queda en el sitio”, sentencia.

Dolo Díaz no dudó en llamar a la Policía Local para informar de lo ocurrido y evitar así que otro niño caiga en el mismo lugar, ya que es una zona muy transitada. “El equipo de mi hijo salió de jugar en A Torre y se quedó por allí, como siempre. Utilizan los huecos entre árboles como porterías”, comenta.

Lo que no esperaba Iago es que en un solo movimiento acabaría con la rodilla abierta. “Es un auténtico peligro”, lamenta la familia del menor de 12 años. Su objetivo ahora es que estas vallas de hierro desaparezcan. “Vamos a denunciar y también vamos a pedir al Ayuntamiento que las quiten”, informa la madre del niño, que se cayó hace casi tres semanas. “Y eso sigue como estaba”, protesta la madre, que aclara que “no hay ninguna señal en la zona que ponga que no ahí no se puede correr”. En algunos puntos del parque han cortado la hierba, lo que “permite ver estos hierros, que sobresalen dos o tres centímetros”, relata, pero el problema es que “cuando la hierba crece, no se ve y es todavía más peligroso”.

Dolo Díaz y su hijo Iago Paseiro esperan que la cicatriz del pequeño, que ayer mostraba en el lugar en el que cayó, sirva para mejorar la zona y que no sucedan más accidentes. “La Policía Local nos dijo que no era cosa de ellos, así que le pediremos al Ayuntamiento que quite las vallas cuanto antes para que no vuelva a pasar”, insisten.

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