Alegría, diversidad, emoción, reivindicación y lucha. En la manifestación del Orgullo LGBT que recorrió este martes las calles de A Coruña se respiraron muchas cosas, pero, sobre todo, el alivio de volver a verse las caras sin mascarilla tras dos años de celebraciones discretas, comedidas y distantes por la pandemia. Del Orgullo LGBT 2022 se esperaban muchas cosas, y no defraudó las expectativas. Miles de personas de todas las edades recorrieron el trecho que separa la plaza de Ourense de la de María Pita llevando, por fuera y por dentro, el orgullo de ser, de sentir, de expresarse y de estar en el mundo.

Sin complejos, sin miedos, sin armarios

Banderas arcoíris, pancartas reivindicativas, cánticos y gritos de lucha y música para amenizar una jornada para celebrar, pero, sobre todo, para reclamar los derechos y libertades que todavía quedan pendientes. Así lo hicieron saber durante toda la marcha, que contó con la presencia de asociaciones como Alas, Orgullo Coruña, el Comité Anti Sida, Les Coruña y Orgullo Rebelde Orgullo Disidente (Orod) y en la que se entonaron lemas como “Yo soy maricón, maricón, maricón”, “Non nos mires, lesbianízate”, “Aquí están, aquí se ven, as transmaribibolleras da Coruña en pé”. Durante el recorrido, que contó con varias paradas y llamó la atención de los viandantes, muchos de los cuales optaron por unirse, pudieron verse ondear con orgullo las banderas que representan a las distintas letras de la denominación del colectivo: rosa, azul y blanca para las personas trans; amarilla, morada, negra y blanca para el género no binario; rosa, azul y violeta para la bisexualidad; y en gama de fucsias y naranjas para las lesbianas. Todas, sin embargo, bajo un estandarte: el del respeto, la tolerancia y la lucha.

Sin complejos, sin miedos, sin armarios

Además de los habituales cánticos y lemas, las personas participantes en la marcha guardaron, en sus pancartas, un espacio acogedor para las personas trans, que luchan desde hace años por una ley que les proteja, reconozca y represente y que han visto intensificados los ataques contra ellos y ellas conforme iba aumentando su presencia en la conversación pública. También hubo emocionados recuerdos para Samuel Luiz, el joven asesinado de una paliza en A Coruña al grito de maricón. Un suceso que cumplirá un año este domingo y que todos y todas las asistentes tuvieron muy presente en todo momento. Destacó la presencia de la cantante y saxofonista Sophie Simonds, rostro habitual de la calle Real coruñesa y que regaló a los presentes algunas notas de su instrumento, tal y como hizo, el año pasado, en la manifestación que clamó justicia por Samuel y en el que la música interpretó el tema What’s up, de 4 non blondes.

Orgullo LGBT VICTOR ECHAVE

La comitiva culminó, como viene siendo habitual en convocatorias similares, en la plaza de María Pita, donde los asistentes formaron un círculo y protagonizaron un momento espontáneo lleno de emoción, en el que un niño se hizo dueño de la plaza y mostró sus dotes para el baile y la contorsión, al tiempo que los presentes estallaban en vítores y aplausos.

La espontánea actuación del niño sacudió la timidez de los asistentes, que bailaron al ritmo de la música ante los colectivos convocantes, lo que obligó a aplazar unos minutos la lectura de los manifiestos. Poco importó. “Empezaremos cuando termine este momento, que creemos que es muy necesario”, comentó, emocionada, Ana Fernández, la presidenta de la asociación Alas A Coruña. "La participación fue increíble. No solo hay gente joven, también hay gente de otras generaciones. Esta es una celebración de la diversidad, la gente celebra como puede, como quiere y como necesita", comentó la presidenta de Alas.

Sin complejos, sin miedos, sin armarios

En sendos manifiestos, los colectivos presentes reclamaron derechos para el colectivo trans, espacios seguros en el ámbito del ocio nocturno, alertaron contra el auge de la extrema derecha y el discurso de odio y mostraron su rechazo ante la utilización de sus símbolos por parte de empresas e instituciones para ofrecer una imagen favorable o incluso como reclamo publicitario.

El colectivo Orod, que abanderan, desde su fundación el año pasado, un Orgullo Crítico desvinculado de las instituciones, quiso ofrecer una perspectiva distinta con un bloque y un manifiesto propios. La valoración de la marcha, para los y las integrantes del Orgullo Crítico, fue también positiva, aunque, matizan, todavía queda un largo camino por recorrer. "Creo que hubo más gente que otros años. Estamos todos los colectivos unidos, hubo gritos contra el gobierno local, que es tránsfobo, contra el capitalismo y el pinkwashing, ese uso de los colectivos para comercializar, cuando somos personas, no publicidad", reclamó la portavoz de Orod, Andie Sánchez.

Sin complejos, sin miedos, sin armarios