La Opinión de A Coruña

La Opinión de A Coruña

Jóvenes gitanos de A Coruña tratan de romper con todos los estigmas: el abandono escolar no es una opción

Reivindican la importancia de estudiar para labrarse un futuro: “No importa desde dónde empieces sino dónde acabas”

Josito Rojo y Abraham Gabarri, ayer, en el Encuentro de Estudiantes Gitanos y Gitanas. | // VÍCTOR ECHAVE

“Lo importante es que los jóvenes gitanos tiren para adelante, se sigan formando y lleguen, si quieren, a la universidad”. Ese es el resumen de Cruz Mahía, la orientadora de la Fundación Secretariado Gitano, que trabaja duro para evitar el abandono escolar en la comunidad gitana. En la actualidad, ronda el 65%. Quieren eliminar ese porcentaje y mostrar al mundo que todos tienen la oportunidad de labrarse un futuro. Y van a por ella, por supuesto. Sobre este y otros asuntos de integración charlaron ayer en el centro cívico de Os Mallos, donde se celebró la sexta edición el Encuentro de Estudiantes Gitanos y Gitanas.

Una de las caras visibles de esta experiencia es Abraham Gabarri. El ejemplo de que los retos no son solo palabras, también hechos. El joven gitano estudia un ciclo medio de atención a personas en situación de dependencia en el centro Tomás Barros, al que accedió tras hacer un FP básico de mantenimiento de vehículos. “En la ESO no estaba cómodo, así que opte por esto y me fueron mejor las cosas”, confiesa. Desea acabar con esa creencia de que “un FP básico no vale para nada”. “Mucha gente ha empezado así. Además, no importa desde dónde empieces sino dónde acabas”, reflexiona Gabarri.

Son salidas que ha encontrado gracias a la orientación de la Fundación Secretariado Gitano. Como José Antonio Rojo, más conocido como Josito, que cree que sin esa ayuda no estaría donde está ahora. “Me ayudaron muchísimo. Yo no tenía ni idea de qué podía hacer. Me gustaba la cocina y ni siquiera sabía que había un ciclo”, cuenta. La Fundación le llevó hasta el FP medio de Cocina y Gastronomía que estudia actualmente en el Paseo de los Puentes. Es el primero de su familia que tiene estudios y cree que cualquier niño como él puede lograrlo. “Yo nunca he sentido discriminación. Me han tocado profesores muy buenos que me han ayudado mucho y nunca me han hecho sentir inferior por ser gitano”, expone.

Estas nuevas generaciones han dado un paso adelante y no quieren desaprovecharlo. Es más, es momento de seguir avanzando. “Trabajamos con las familias, con los centros y también hay clases de apoyo. Hay muchos jóvenes gitanos que quieren seguir estudiando”, detalla Cruz Mahía, que destaca el esfuerzo de “mujeres empoderadas” como Ainhoa Jiménez, que hace solo unas semanas hizo los exámenes de la ABAU. “Acabé Bachillerato y quiero seguir estudiando algo que me guste. No quiero perder el esfuerzo de todos estos años”, indica la joven, que se acaba de unir a la Fundación para orientarse.

No es el caso de Abraham Gabarri, que forma parte desde muy pequeño de esta asociación que busca mejorar las condiciones de vida de la comunidad gitana. “Me han apoyado siempre y me han abierto muchas puertas. He tenido ayuda para estudiar, para elegir el centro, para elegir el ciclo... Todo”, explica.

Estos estudiantes defienden la importancia de “la lucha contra el abandono escolar”. “Parece que por ser gitano, cuando tienes 15 o 16 años dejas los estudios y pasas de todo. Pero no, hay muchos más estudiantes gitanos en la universidad y en la Formación Profesional de los que pensamos”, sentencia Gabarri, que opina que las nuevas generaciones han tenido un peso importante en ello.

La Fundación Secretariado Gitano tiene más proyectos vinculados a este campo, como el convenio con la Universidade da Coruña para que investigadores y académicos del Centro Interdisciplinar de Química y Biología (CICA) puedan participar como mentores de jóvenes gitanos. Además de frenar el abandono escolar, el objetivo es apoyar a los alumnos para que cursen estudios postobligatorios y así aumenten sus posibilidades de inserción en el mercado laboral. La primera en participar en esta acción fue la alumna Antonia Gabarri, a quien la investigadora predoctoral Charlene Harriswangler asesoró y enseñó las tareas principales que se llevan a cabo en el laboratorio.

Compartir el artículo

stats