Killer Queen visita A Coruña con motivo del Atlantic Pride. La primera drag queen en hablar en el Congreso de los Diputados ofrecerá su espectáculo hoy a las 20.30 horas en los jardines de Méndez Núñez.

Este año se ha intensificado el debate sobre qué debe ser el Orgullo: una celebración o un acto de reivindicación. ¿Cómo lo vive usted desde su posición de drag?

Yo creo que el Orgullo, aunque es una celebración por lo que hemos conseguido, es una reivindicación. Las drag siempre hemos estado al frente de la batalla por nuestros derechos, siempre reivindicativas. El papel del Orgullo es recordarnos a todas las personas que han estado antes que nosotras luchando porque hoy podamos celebrar. Hemos avanzado, pero con todos los mensajes de odio que hay, es fundamental que sigamos reivindicando.

Hay quien sostiene que, en un clima de odio creciente como el que a veces se vive, celebrar es algo revolucionario.

Efectivamente. Yo creo que a la gente que muestra su odio lo que le molesta es que seamos visibles. Una de las mejores cosas que podemos hacer como reivindicación es hacernos visibles, no solo el día del Orgullo, sino todos los días del año. Al final, la celebración es una manera de visibilizar la diversidad, así es como veo el Orgullo. Tenemos que alzar la voz porque tenemos derecho a que no se nos excluya de la sociedad y que se nos de nuestro sitio.

Suele decir que el drag es político. Estos días, fue la primera drag queen en acudir al Congreso de los Diputados. ¿Por qué es importante su presencia allí?

Creo que al final, a las drag siempre se nos ha relegado a lo oscuro, a lo lúgubre, a unos lugares de entretenimiento muy nicho. Creo que nos tenemos que hacer visibles como parte del colectivo, en todos los lugares que podamos. El drag es política, al mismo tiempo que nuestras vidas, cada decisión que tomamos, tiene una connotación política. Nuestros cuerpos son política. ¿Por qué no íbamos a reivindicarlo en el Congreso o en un lugar más serio? El drag es divertido, pero tiene su componente de lucha.

Escenificó esa doble vertiente yendo al Congreso con su maquillaje de drag pero con el lema “nos siguen matando” escrito en la espalda. ¿Cree que hay quien ve incoherencia en eso?

Creo que en el drag tenemos nuestra parte seria. Las drag queen marcharon en Stonewall con personas trans, migrantes, lesbianas. Marsha y Sylvia eran artistas, formaban parte del movimiento drag. Somos el toque artístico del colectivo, pero nuestro mensaje no es menos serio o válido por ponernos una peluca, o por intentar visibilizar desde el humor. A veces, desde el humor se consiguen más cosas que desde el drama.

Usted se dio a conocer en Drag Race España, un programa de entretenimiento en el que, no obstante, tuvieron la oportunidad de lanzar una serie de mensajes importantes sobre diversidad. ¿Calan mejor así?

Efectivamente. Yo creo que lo que ha dejado Drag Race es que, con nuestras vidas y ejemplos de vida, mostramos que tenemos realidades más allá del vestuario, la purpurina y las plumas. Eso ayuda a que la gente que está en casa se identifique con nuestras historias, y que podamos construirnos como referentes. Que ese niñe que está en su casa, y que quizás vive en un ambiente un poco hostil, nos pueda ver a través de la pantalla y pueda decir, qué bien poder tenerlas ahí y saber que lo que yo estoy viviendo, también lo han vivido. Tal y como está el mundo, que nos riamos es algo positivo, tenemos que estar delante con humor pero siempre con mensaje. El drag no te quita la legitimidad de tu mensaje.