A Coruña es un mercado en alza para el alquiler, el más dinámico de las urbes gallegas tras Santiago, y al mismo tiempo, es la ciudad en la que resulta más difícil encontrar un arrendamiento a precio económico. De acuerdo con los datos del Observatorio Galego da Vivenda, entre enero y mayo de este año se firmaron 2.079 nuevos contratos en la ciudad, por un precio medio de 561 euros mensuales, el más alto de los siete grandes concellos de la comunidad. Es un 7,2% más que en el mismo periodo de 2021, cuando el importe era de 523,4 euros. Fue la mayor subida de las siete urbes.
La única ciudad que se acerca a las cifras coruñesas es Vigo, en el que la media de coste de los alquileres es de algo menos de 545 euros, un 3% menos que en A Coruña. Pero en Ferrol el piso medio cuesta unos 380 euros al mes, un 31% menos que en A Coruña, y en las provincias orientales de la comunidad los precios son también significativamente más baratos: de 407 euros en la ciudad de Lugo y de unos 433 en Ourense.
Los datos recogidos por el Observatorio Galego de Vivenda, órgano dependiente de la Xunta y que registra todos los nuevos arrendamientos legalmente constituidos, también señalan que el alquiler en Santiago es un 13% más barato que en A Coruña (488 euros al mes) y en Pontevedra un 7,6% (algo menos de 519 euros).
En cuanto al número de alquileres, la ciudad presenta la cifra de nuevos contratos más alta de Galicia en términos absolutos, lo que se explica, en parte, porque es el segundo concello por población. Pero incluso analizando los datos en relación al número de vecinos se ve que el mercado coruñés es el más dinámico, tras el compostelano. Hasta mayo, en A Coruña se firmaron 847 contratos por cada 100.000 habitantes, frente a los 891 de la capital gallega. Le sigue Vigo, con 688, y Ourense, con 660. Lugo se queda en 613, y las ciudades con menos contratos nuevos fueron Pontevedra (445) y Ferrol (412).
Subida récord y continuada
En todas estas ciudades los arrendamientos están subiendo, pero la tendencia de incremento en A Coruña es la más destacada. Entre enero y mayo de 2021 los alquileres firmados en Vigo costaron prácticamente lo mismo que en A Coruña, pero en la ciudad meridional subieron un 4,1% este año, en comparación con el 7,2% de incremento coruñés.
La segunda mayor subida de precio en los primeros cinco meses de este año se ha registrado en Pontevedra (6,8%). Sigue Santiago (6,4%), mientras que en Lugo se incrementaron un 3,3%, en Ourense un 2,7% y en Ferrol apenas un 1,7%, muy por debajo de la inflación. La media en Galicia en lo que va de año es de 458 euros, un 18% menos que en A Coruña, y la media en los municipios con más de 50.000 habitantes es de 512 euros, un 8,8% menos que en la ciudad.
Y los datos a largo plazo indican que el precio del alquiler en la ciudad se ha incrementado sustancialmente. En 2014, el primer año en el que el Observatorio Galego empezó a dar datos, el precio medio de los arrendamientos en A Coruña era de 404 euros. En los años siguientes el coste se ha incrementando en un 39%, unos 157 euros.
Desde entonces ha ido aumentando año a año. En 2015 el importe de los nuevos contratos subió a 414 euros y en 2016 a 426, mientras que en 2017 se llegó a 447 y en 2018 a 477. En 2019 la cifra subió a 502, y en 2020, pese al impacto del COVID se alcanzaron los 530 euros. En el conjunto de 2021 la subida se moderó, y solo fue dos euros, pero hubo récord de contratos, 6.290.
Una “burbuja” contra la que se necesita más alquiler público
Para la vicepresidenta del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, Patricia Vérez, en varios puntos de Galicia, entre ellos A Coruña, hay una “burbuja” de arrendamiento: “No se pueden pagar alquileres de 500 euros con sueldos de 1.000”. Según señala, varios de sus asociados le indican que sí hay oferta de pisos, pero también hay propietarios que no ponen en alquiler sus viviendas por miedo a impagos. Para evitarlo pide más “seguridad jurídica” y recomienda consultar con un agente de la propiedad para hacer un contrato con garantías. También reclama a la Xunta y los Ayuntamientos que incrementen el parque de vivienda pública en alquiler para moderar los precios.
