La Opinión de A Coruña

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Un regreso a Ucrania aún lejano

Los refugiados en A Coruña ven difícil el retorno a su país a pesar de la recuperación de territorio invadido por Rusia y reclaman que persista el apoyo occidental a su causa

Alejandro y María, en la concentración en apoyo de Ucrania el pasado sábado. | // CARLOS PARDELLAS

La concentración realizada el pasado sábado en el Cantón Grande por la Asociación Galega de Axuda a Ucraína fue la primera tras la liberación de una importante parte del territorio de ese país invadido por el ejército ruso. A pesar de la esperanza que supone, los refugiados ucranianos ven todavía lejos la posibilidad de retornar a sus hogares, ya que la presencia rusa todavía es muy grande.

“Seguimos teniendo a Rusia como vecino a 60 kilómetros de nosotros y hoy [por el sábado] lanzaron dos misiles, por lo que no me siento preparada para volver a casa”, comentaba María sobre la situación que se vive en Ucrania. Ella reside además en Járkov, en cuya región se encuentra una de las zonas recientemente liberadas, por lo que el éxito militar le afecta directamente.

“Por un lado siento alegría, pero por otro, con las fosas que están abriendo en Izium y los cadáveres que están sacando no puedo decir que me alegro”, señala sobre la aparición de enterramientos de personas que aparentemente han sido asesinadas por los rusos durante la ocupación de la zona. María indica que su hijo se encuentra en la ciudad de Dnipró viviendo con sus abuelos y no puede reprimir las lágrimas al recordar que uno de sus antiguos compañeros de clase murió recientemente en los combates, porque él y su hijo “son niños” al tener tan solo 23 años.

Sobre la actitud de Occidente, María piensa que “se nota que las ayudas no son tan importantes y poco a poco la cosa se calma porque desde aquí no se ve lo que pasa allí”. Por eso considera necesario un mayor apoyo y que “los ucranianos que están fuera se esfuercen más para ayudar a su país, porque los que están fuera se olvidan de la guerra al estar a salvo”.

Los avances en la región de Járkov han coincidido con la aparición en Rusia de protestas contra la guerra, pero a María le parece muy difícil que la población se manifieste contra Putin. “Conozco varias personas que salieron de allí porque no quieren apoyar lo que está pasando”, afirma.

Alejandro, de origen sudamericano, llevaba 27 años en Ucrania cuando comenzó la guerra. Vivía junto a Zaporiyia, donde se encuentra la central nuclear tomada por los rusos y asegura que allí “la gente está aterrorizada”. Su familia y amigos están refugiados en los sótanos de los edificios “porque los aviones están bombardeando” y estima “muy difícil volver ahora allí porque hay radiación”. Cree que las protestas de los ciudadanos rusos pueden ayudar a parar la guerra porque “la mayoría de los ucranianos tienen familia en Rusia, son hermanos”, razón por la que no comprende este conflicto.

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