La Opinión de A Coruña

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Cacerolada contra un convenio “de miseria”

Trabajadoras de Axuda no Fogar se manifiestan contra los sindicatos por un preacuerdo que empeora sustancialmente sus condiciones

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Cacerolada de trabajadoras de Axuda no Fogar Víctor Echave

“Haremos presión para que este preacuerdo no llegue a convenio”. Las trabajadoras del Servizo de Axuda no Fogar (SAF) se han mostrado tajantes sobre la opinión que les merece el preacuerdo firmado por Comisiones Obreras y UGT con la patronal para renovar el convenio del sector, que llevaba 11 años sin ser revisado. Las trabajadoras escenificaron ayer su descontento ante el edificio de sindicatos, con una sonora cacerolada que manda un mensaje. “Si ya éramos precarias, este convenio nos condenaría a la miseria más absoluta”, valoraba una de las representantes de la plataforma SAF Galicia, Trini Palacios, tras la firma del preacuerdo. “Mucho hablar de que somos trabajadoras esenciales en un sector precarizado, pero ahora, en el momento de la verdad, nos precarizan más, atentando contra nuestros derechos y dignidad”, lamentan las sociosanitarias.

Un documento que la CIG se ha negado a rubricar, al considerarlo “discriminatorio” con las trabajadoras, pues no recoge “temas esenciales” como el 100% de la baja, reducciones de jornada ni revisión salarial, lo que redunda, critican, en “una pérdida de poder adquisitivo de las trabajadoras. Los sindicatos firmantes, UGT y Comisiones Obreras, consideran, sin embargo, que el convenio propuesto se trata de un documento “de transición” que “sienta los pilares” de una nueva regulación para el sector, con un incremento salarial global del 22,5% al final del convenio, en 2026. Una cifra que las trabajadoras tildan de irreal, porque surge de la suma del 6,5% de este año, el 1%, o el 3,15% anuales hasta 2026 en función de si se trata de nuevos contratos o contratos en vigor e incluye, además, el aumento del kilometraje de 0,18 céntimos a 0,22. “Nos toman por tontas, lo que ya de por sí es tremendamente ofensivo”, censuran. Además de la suma del total, las trabajadoras desmontan, punto por punto, las mejoras que recoge la propuesta.

Licencias. El preacuerdo incluye tres permisos: el permiso de hospitalización fraccionado mientras dure para cónyuge, hijos y padres; el permiso de acompañamiento al médico del Sergas tres veces al año para padres o hijos dependientes o menores; y una licencia retribuida por el tiempo indispensable para tratamientos de fertilidad. Las sociosanitarias manifiestan que del primero ya disfrutan por sentencia del Tribunal Supremo, el segundo responde a las necesidades de una minoría de las trabajadoras y dudan de la utilidad del tercero, pues “la edad media en el SAD está en 45 años”.

Complemento de 70 euros al mes para coordinadoras. Las sociosanitarias tachan de “injusta y discriminatoria” la medida, pues las coordinadoras gozan de beneficios que no tienen las auxiliares, como teléfono y coche de empresa.

Creación de una comisión paritaria. Las trabajadoras aseguran que “está demostrado” por los convenios anteriores que este recurso “no sirve para nada”, pues nunca se llegan a acuerdos y “no duran un año después de la creación”.

Protocolos necesarios para evaluación de servicios de prevención, agresiones o riesgo en el embarazo. Este punto, señalan, sitúa como mejoras unos protocolos que son ya obligatorios por ley, recogidos también en los pliegos municipales de la prestación.

Retribuciones. El documento recoge la actualización del salario al 6,5% del año 2022 a partir de su firma. Las trabajadoras, sin embargo, manifiestan que ese derecho ya lo tienen reconocido, pero que aun así las empresas todavía no han abonado la cuantía, proceder al que están obligadas desde el 1 de enero. El preacuerdo plantea, además, dos tablas salariales diferenciadas para trabajadoras con licitaciones en vigor y para las que trabajen en empresas con nuevos contratos. Para las primeras, la subida anual es de un 1%, y para las segundas, de un 3,5% hasta 2026. Unos incrementos que, con los datos actuales del IPC, las trabajadoras tildan de “miserables”.

Jornada. El preacuerdo contempla la jornada anual para licitaciones después de la publicación del convenio reducida a 22,5 horas a partir de enero del 2024 (1.732,5 horas anuales), de forma que en 2026 quede en 1.695 horas anuales. “Es irrisorio, y además estamos hablando de dentro de dos años y para nuevas licitaciones. Quedaría para 2024, en jornada semanal de 38,5 y para 2026 en 37,6 horas semanales”, explican.

Lo que pierden. Entre las condiciones que demandan, algunas recogidas en el convenio anterior y otras que las trabajadoras exigían, y que no constan en el preacuerdo, destacan la actualización del IPC anual, el plus de peligrosidad, penosidad y toxicidad, el de transporte, la incapacidad laboral al 100%, la jornada laboral de 35 horas semanales, el plus salarial para contrataciones en fin de semana y festivos, las tres pagas extras, la jornada máxima diaria en siete horas, el descanso semanal de 48 horas continuadas, el descanso de 20 minutos por cada cuatro horas de trabajo seguidas computado como tiempo de trabajo, un día de asuntos propios cada dos meses o turnos de lunes a viernes en jornada continua.

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