La Opinión de A Coruña

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Anabela Rodrigues Profesora de la Universidad de Coimbra, ponente en el Congreso de Aplicaciones de la Inteligencia Artificial en la Justicia Penal

“La Inteligencia Artificial puede ayudar a los jueces pero no sustituirlos por robots”

“La justicia puede ser menos cara con esta herramienta porque implica menos trabajo humano en los despachos de abogados”

Anabel Rodrigues. CARLOS PARDELLAS

La profesora de la Universidad de Coimbra, Anabela Rodrigues, se encuentra en A Coruña para participar en el Congreso de Aplicaciones de la Inteligencia Artificial en la Justicia Penal que se celebra estos días en la Facultad de Derecho. Las jornadas las organiza el grupo de investigación en Criminología, Psicología jurídica y Justicia Penal en el siglo XXI.

¿Cómo se puede aplicar la Inteligencia Artificial en la justicia penal?

La Inteligencia Artificial puede ayudar a abogados o a jueces a tomar decisiones. Por ejemplo, los abogados cuando quieren aconsejar a un cliente y decirle cuáles son sus perspectivas de ganar el caso, con la ayuda de la Inteligencia Artificial podrán hacerlo de una forma más concreta y fiable. Tienen la posibilidad de saber qué tribunal o que juez va a llevar su caso. A partir de esto, puede calcular también las probabilidades de ganar o perder. Esta es una de las posibilidades que da la Inteligencia Artificial a los abogados. Hace que la justicia penal sea más previsible.

¿Tiene más beneficios?

Sí, los costes de la justicia pueden ser menores. La justicia puede ser menos cara porque implica menos trabajo humano en los despachos de abogados.

¿Pone en peligro la profesión?

La respuesta para esto todavía no la tenemos. Pensamos que los abogados van a necesitar tener otras cualidades jurídicas. El abogado tendrá que ser un buen gestor de relaciones humanos. Ahí está la diferencia entre el abogado máquina y el abogado humano. Estos profesionales también tendrán que saber informática. Sí afectará a los abogados que están comenzando su carrera, que están en un despacho haciendo tareas de rutina. Esos probablemente serán sustituidos por máquinas. El robot tarda menos tiempo en hacer esas tareas. Pero si hablamos de justicia criminal, será más difícil que el robot sustituya al humano.

¿Entiende la Inteligencia Artificial como un complemento?

Exactamente. Los juristas defendemos que la Inteligencia Artificial no va a sustituir a los profesionales, pero sí los va a complementar. Tanto a los abogados como los jueces. Estos últimos van a contar con una herramienta más para encontrar la medida de pena que aplicar a un condenado. Pero estos pronósticos de la Inteligencia Artificial salen de algoritmos, que se crean a partir de datos introducidos. Son datos trabajados de una forma opaca y dan al juez una decisión: libertad o no libertad, una pena de tres, seis o diez años de prisión. Pero el juez tiene que ser capaz de ver este resultado como una ayuda. Y, lo más importante, tiene que ser capaz de contradecir el resultado de la Inteligencia Artificial. El juez tiene que interpretar la norma de Derecho y aplicar esa norma al caso concreto que tiene enfrente. No podemos caminar hacia la sustitución del juez por un robot cuando se trata de decisiones de justicia penal.

¿El futuro de la justicia, para ser más exacta y agilizar trámites, pasa por la Inteligencia Artificial?

Sí. La Inteligencia Artificial ayuda a que la justicia sea más previsible, cosa que es muy importante. A las personas les gusta saber lo que probablemente les puede pasar, si pueden ganar una causa o no, si irán a prisión o no. Pero, insisto, la decisión final no puede ser de la Inteligencia Artificial. También va a contribuir a que la justicia sea más rápida. Menos coste, más rapidez y más precisión.

En este asunto hay también un factor clave, que es la privacidad. ¿Cómo afecta la Inteligencia Artificial en este ámbito?

Ese es un problema que traspasa la justicia penal. Todos, en nuestra vida, estamos siempre dando datos. Perdemos nuestra privacidad. Es un problema de regulación y protección de datos. Creo que estamos perdiendo esta guerra. Damos información para todo, para ir al banco, para marcar una consulta médica, para comprar un supermercado... Este es el gran peligro del mundo actual. La Inteligencia Artificial trabaja con datos e información, pero nosotros estamos dando esos datos e información de manera gratuita

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