La huella en peligro de Lugrís en la calle Olmos de A Coruña

La Xunta defiende que los técnicos de Patrimonio “evalúan la situación para actuar con la máxima diligencia”

Detalle de la vista de la ciudad que Lugrís pintó en la bóveda del antiguo Fornos.

Detalle de la vista de la ciudad que Lugrís pintó en la bóveda del antiguo Fornos. / Irene Molina

El estado actual de los murales que Urbano Lugrís pintó en el antiguo restaurante Fornos en la calle Olmos es una incógnita hasta que los técnicos especialistas en patrimonio puedan entrar en el inmueble —que es de propiedad privada— y analicen cómo han respondido a las filtraciones de agua y al deterioro que ha sufrido el inmueble desde que está sin actividad, hace ya unos años.

A preguntas de este diario, la Consellería de Cultura, informó ayer de que “los técnicos de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural están evaluando la situación” de los frescos “para actuar con la máxima diligencia” y que están “ya en contacto con Concello” después de que tanto el Ejecutivo local como la asociación O Mural les informasen de que se habían producido desperfectos en el edificio.

El 23 de noviembre se produjo un desprendimiento de cascotes de la fachada del edificio, que encendieron todas las alarmas que el tiempo y el olvido habían apagado. La Xunta aseguró ayer también que informará “en cuanto se concreten los próximos pasos” a dar para la protección de estos frescos que, según indica el presidente de la Asociación de Amigos de los Museos de Galicia, Pedro Vasco, son “excepcionales” por el detalle que Lugrís puso al pintarlos y por todos los detalles que introdujo de la ciudad.

El periodista Rubén Ventureira, que fue comisario de la exposición Paredes Soñadas, hace hincapié también en que en estos frescos se recogen muchos de los elementos icónicos de la obra de Lugrís, como la sirena, “similar” a la que había pintado en su autorretrato, publicado en 1948 en La Noche; la Torre de Hércules; sus fondos submarinos, sus peces en ojos de buey, sus galeones y molinos, incluso ese sol sonriente, que ilumina la bóveda y todas las “casitas verticales” que tan reconocibles son la obra lugrisiana y, sobre todo, se puede ver su humor y su amor por la ciudad, con la referencia, por ejemplo, al poema que “Alberto García Ferreiro escribió desde Os Castros a ver la ciudad iluminada y que dice Se me deran a escoller eu non sei que escollería se entrar na Coruña de noite ou entrar no ceo de día”, según explica Ventureira que recuerda que, a principios de este siglo, cuando el local pasó a ser La Bottega, se realizó una pequeña cata para conocer el estado de los murales. Ya entonces, las pinturas no estaban en su mejor momento. “Hay que recordar que se hizo antes de la entrada en vigor de la ley antitabaco y que el local siempre fue restaurante, el primero de la ciudad en el que se pudo pedir a la carta, también parrillada, con lo que eso significa de humos y grasas y que fueron apagando sus colores”, comenta Ventureira.

A pesar de que nadie ha podido entrar todavía al edificio para ver el estado de las pinturas, ya que el Concello no ha sido capaz de ponerse en contacto con los propietarios del inmueble para requerirles que dejen pasar a sus técnicos, los murales están protegidos por el Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) y también forman parte del ámbito de protección del Plan Especial de Protección y Reforma Interior de la Ciudad Vieja y e Pescadería (Pepri), por lo que los dueños tienen la obligación de facilitar la entrada a los técnicos para evaluar el estado de estas pinturas, que la ciudad corre el riesgo de perder. Para intentar evitarlo, la asociación O Mural, tal y como avanzó este diario el miércoles, ha presentado una solicitud para que la Xunta declare Bien de Interés Cultural (BIC) estos murales, con el objetivo de que adquieran la máxima protección, al igual que el mural que estaba en el antiguo Vecchio y que Abanca restauró para exhibir en su sede en la calle Olmos.

También el BNG se suma a esta petición y ha presentado una proposición no de ley para ser discutida en el Parlamento y preguntas orales y escritas para conocer los planes de la Xunta respecto a la protección de estas piezas que pueden desaparecer.

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