El “mal estado” de los murales de Lugrís en Olmos precisa de una “actuación inmediata”

El Concello ordena a la sociedad propietaria del edificio que garantice su protección ESi no lo hace, intervendrá de forma subsidiaria | Pide a la Xunta que inspeccione las obras

Interior del local de la calle Olmos, con el mural de Lugrís en la bóveda.

Interior del local de la calle Olmos, con el mural de Lugrís en la bóveda. / Cedida por Pedro Vasco

El “mal estado de conservación” de los murales de Urbano Lugrís situados en el bajo del número 25 de la calle Olmos lleva al Concello a reclamar a la propietaria —la sociedad limitada Alameda Órdenes, que se encuentra en proceso de liquidación voluntaria— que ponga en marcha una “actuación inmediata” para garantizar su protección. Las pinturas están catalogadas y protegidas, por lo que la dueña del inmueble está obligada a conservarlas.

Los técnicos municipales que examinaron las pinturas el pasado 27 de enero apreciaron que, a pesar de los daños sufridos, son “recuperables”, por lo que el Gobierno local comunicará a la dueña del inmueble que intervenga y, en caso de no hacerlo, será la propia administración municipal la que lo haga de forma subsidiaria.

El Concello informó además de que comunicó en noviembre esta situación a la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta cuando conoció los problemas de conservación que padece el edificio —cuyo frente está vallado ante el riesgo de caída de cascotes de la fachada— y solicitó que técnicos de la administración autonómica inspeccionaran los murales, aunque por el momento no lo han hecho, según indicó.

La resolución adoptada por el Concello es consecuencia del resultado del informe provisional elaborado a partir del examen realizado por sus especialistas sobre la situación de los murales en enero. Tras revisar su estado, constataron en aquel momento que las pinturas “conservan su integridad” y ahora detallan que se trata de un conjunto de doce piezas, por lo que es el lugar con el mayor número de obras de este autor, así como que fueron pintadas en 1951, ya que una de ellas fue fechada por el artista el 24 de febrero de ese año.

Los técnicos señalan que los murales fueron elaborados mediante la técnica denominada a secco y con pintura al aceite. En la zona principal de lo que en su día fue el popular restaurante Fornos se pintaron sobre una base de yeso que cubría los muros, mientras que en las bóvedas se cubrió la madera con una capa de mortero de cal y arena. También apreciaron que, al estar dedicado el local a la hostelería durante muchos años, las pinturas sufrieron los efectos del vapor y del humo tanto de la cocina como del tabaco de los comensales, aunque los murales también están afectados por el aire externo, la humedad y la iluminación del establecimiento.

El Concello recuerda que Lugrís es uno de los artistas coruñeses del siglo XX más prestigiosos y precisamente esta fue la razón por la que la asociación O Mural inició hace meses actuaciones en demanda de protección de los murales del desaparecido restaurante Fornos, así como que se declaren Bien de Interés Cultural y que puedan ser contemplados de forma regular por la ciudadanía. Una concentración en la plaza de María Pita el 21 de enero fue la última iniciativa realizada, ya que solo seis días después la propietaria del edificio autorizó al Concello a comprobar el estado de los murales.

Todas las fuerzas políticas municipales respaldaron la reivindicación del colectivo O Mural con el fin de que se protegiesen las obras de Lugrís. La última iniciativa conocida fue la pregunta planteada por el diputado en el Congreso de Galicia en Común, Antón Gómez-Reino, quien preguntó al Gobierno central si el Concello o la Xunta habían solicitado ayuda al Ministerio de Cultura para conservar los murales, aspecto sobre lo que el Ejecutivo negó haber recibido peticiones.

El Gobierno municipal había reclamado en marzo de diciembre de 2021 la adopción de medidas para evitar que la fachada del inmueble sufriese más daños. La falta de respuesta a esos requerimientos hizo que se impusieran a la dueña de la edificación dos sanciones que suman 6.000 euros, según informó en el transcurso de un pleno. Ante esta actitud de la propietaria, el Concello tomó la decisión de instalar vallas en la calzada para evitar daños a transeúntes por la caída de fragmentos de la galería.

La situación financiera de Alameda Órdenes hace que el inmueble haya sido hipotecado dos veces y que dos juzgados hayan decretado su embargo. Uno de Santiago lo hizo a causa de una deuda contraída con el Banco Sabadell y otro de A Coruña, por la cantidad reclamada por ocho personas.

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