La patrulla que protege la Torre

Grupo Hábitat recoge 61.000 kilos de uña de gato en seis años, especie exótica invasora que ayer volvió a eliminar del entorno del faro

Hasta el día de ayer, voluntarios movilizados por el colectivo naturalista Grupo Hábitat habían descargado en seis años 60.448 kilogramos de uña de gato, una especie exótica invasora que se ha adaptado a distintas zonas naturales del entorno de la Torre de Hércules. Cerca de otros mil kilos, una tonelada, fueron arrancados en la jornada número 62, la de ayer domingo, convocada por Hábitat para pasar una mañana en la naturaleza a los pies del faro romano y cortar, recoger y transportar en cubos uñas de gato. Participaron 24 personas, entre ellas niños y niñas, coordinados por el responsable de actividades y proyectos de Hábitat, Andrés Pereira.

La uña de gato, aunque se haya extraído y retirado de la zona hasta 62 veces desde 2018, sigue ocupando el 40% de la superficie que abarca el Espacio Natural de Interés Local (ENIL) de la Torre. Hay otras especies invasoras en el ámbito, como la siempreviva (con presencia también en Mera), pero esta es, según Pereira, “la más fácil de trabajar con voluntariado” cuando se quiere abordar su erradicación.

“Hay que localizar la planta, conocer cómo se extiende y el grado de accesibilidad al lugar, que en el caso de hoy [por ayer] es el cantil y entre vegetación. Además hay que obtener permisos, contratar al gestor de residuos y movilizar las cantidades recogidas, a un contenedor al que va después un camión”, explica el miembro de Hábitat. “Y a pesar de arrancarla, siempre se queda, hay que revisar los rebrotes”, alerta.

Preparados para pasar calor y cargados con herramientas, cubos, sacos y carretillas, los 24 voluntarios de ayer pasaron más de dos horas junto a la Torre. Hace más de un siglo que la uña de gato llegó desde Sudáfrica a través de la atmósfera para adaptarse a matorrales secos. Tiene una capacidad de reproducción rápida, detalla Pereira, por eso conviene vigilar su crecimiento, como hacen las patrullas naturalistas de voluntarios.

Según el coordinador de Hábitat, la uña de gato causa pérdida de biodiversidad allí donde se instala como invasora y modifica las condiciones de su suelo afectando a la vegetación natural. Al crecer, se extiende en densas capas que dificultan la entrada de luz natural.