SI NO LO LEO NO LO CREO

Preparación de un exorcismo en un autobús de A Coruña

Instruyó por teléfono a una feligresa ante la atónita mirada de los demás viajeros

Antón Peruleiro

No es casualidad que muchas de las mejores novelas, películas y videoclips que se han creado a lo largo de la historia estén ambientadas en un lugar tan diverso y a veces tumultuoso como el autobús.

El transporte público es una caja de sorpresas, tal y como ayer pudieron comprobar los usuarios de una concurrida línea coruñesa, que tuvieron como compañero de trayecto a un párroco que no tuvo problema alguno en poner el altavoz para escuchar mejor a la feligresa que le demandaba un exorcismo.

El hombre de Dios, ni corto ni perezoso, le indicaba a viva voz, ante la atónita mirada del resto de usuarios, los pasos a seguir: “Prepare agua, sal, aceite y si tiene, incienso”. Tomen nota.