El fin del “boom de la casa” del COVID hace que el núcleo urbano de A Coruña gane 2.200 vecinos en un año

Es el mayor incremento al menos en la última década, si bien la periferia continúa creciendo más | El aumento del precio de los materiales, que retrasa obras de chalés, y la rehabilitación energética fijan población en el centro

Vecinos caminando esta semana por Juan Flórez, en el casco urbano coruñés.   | // IAGO LÓPEZ

Vecinos caminando esta semana por Juan Flórez, en el casco urbano coruñés. | // IAGO LÓPEZ / Enrique carballo

El casco urbano de A Coruña lleva perdiendo vecinos en favor de su periferia al menos desde principios de siglo, una tendencia que se explica por el impulso de proyectos urbanísticos como Novo Mesoiro y que se agudizó con el COVID. De 226.000 residentes en el año 2000 se pasó a apenas 212.000 el 1 de enero de 2022, pero la tendencia se rompió entre esa fecha y el 1 de enero de 2023. El núcleo recuperó en un año 2.231 vecinos, el mayor incremento, al menos, desde 2014, y un fenómeno que la mayoría de las inmobiliarias consultadas por este diario ligan con el fin de la demanda de chalés que se disparó durante los años del coronavirus.

“Hubo una salida importante hacia el campo, pero ahora hay mucha gente que está volviendo”, señalan desde la inmobiliaria Será por Casas, pues “el que es de ciudad es de ciudad, le gusta salir al centro y tenerlo todo a mano, y tienes las cosas más cerca”. Después del “auge” de la demanda de chalés durante 2020 y 2021 ahora “se van a quedar en el campo aquellos a los que realmente les gustaba este”. Sí que es cierto que los precios subieron en la ciudad durante 2022, pero en Será por Casas indican que durante la pandemia hubo un trasvase hacia la periferia de gente de “poder adquisitivo alto” que puede permitirse pagar una compra o un alquiler si quiere volver a la ciudad.

En Rúa Inmobiliaria explican que no han tenido casos de gente que haya comprado en la periferia durante el COVID y luego haya querido volver al casco urbano, pero sí puntualizan que durante la pandemia “todo el mundo buscaba tener jardín”. “Ahora hay más solicitud de pisos en A Coruña que de chalés”, afirman desde la inmobiliaria, aunque recuerdan que esto era lo habitual antes de la pandemia, y que “lo raro fueron estos años” de impulso de la casa.

Las mismas fuentes indican que la demanda se centra en los barrios periféricos del casco urbano, que “están muy caros pero no inaccesibles”. En el centro en sentido estricto “no vemos que la gente compre porque los precios están completamente desorbitados, y no puedes aparcar: está quedando como zona turística, se está expulsando a la gente de toda la vida”.

La lectura es diferente en Ático Inmobiliaria, donde consideran que no ha habido “margen de tiempo” para que volviese gente que marchó fuera y que a la gente que “gana dinero y se está yendo al centro” actualmente “no le dio tiempo a comprar en A Zapateira” durante el COVID. “Nada más terminada la pandemia se vendían muchas casas, pero se siguen vendiendo para veranear: Galicia en general está cogiendo mucho auge por gente del interior de España que se sitúa en A Coruña u otros municipios” para teletrabajar y desplazarse “en días puntuales”, considera el negocio coruñés.

Mirko Sanhueza, de Urbeko Inmobiliaria, cree que ya ha bajado el “boom de las casas” del COVID, que llegó a ser “la locura”. “De cada 50 llamadas que teníamos, 35 nos pedían una casa”, recuerda, si bien puntualiza que muchos acudían solo para informarse y sin intención real de trasladarse a la periferia. Otros muchos habilitaron como residencia permanente viviendas que tenían para veraneo, y “muchísima gente se quedó teletrabajando”. Aunque finalmente descendió esa “intensidad”, Sanhueza añade que los compradores siguen buscando más casas que antes del COVID.

La presidenta de la delegación coruñesa del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia, Ruth Varela, ve “muy difícil” encontrar una respuesta para el incremento de población, si bien señala que posiblemente se hayan combinado varios factores. Para el presidente del Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de A Coruña (Coatac), Carlos Mato, durante la pandemia “todo el mundo empezó a demandar viviendas unifamiliares, en venta o en vivienda nueva”, lo que llevó a que en municipios cercanos a A Coruña, como Sada, “aumentase la población y las licencias de obra”.

Aunque cree que esta tendencia se mantendrá, Mato indica que ahora se ha congelado un tanto “por el aumento del precio de los materiales y los costes de financiación”, que “está frenando la huida a vivienda unifamiliar” al retrasar la construcción de las nuevas casas. En algunos casos, señala, los propietarios están pidiendo cambiar licencias de obra para “achicar la vivienda, pues no alcanzan a poder ejecutarla” con los precios que tienen que afrontar actualmente.

También hay “gente que tenía la idea de ir al exterior de la ciudad pero la ha abandonado” por las políticas de apoyo a la rehabilitación energética a través de los fondos Next Generation. “Tenemos muchos edificios antiguos que no eran nada confortables, y mucha gente que vendía los pisos porque tenían problemas y se iban a casas que ahora se están planteando quedarse”, considera Mato. Y en la zona centro de la ciudad, Ciudad Vieja y Pescadería, “empieza a haber mucha demanda de reformas, la zona se está recuperando”, otro factor que el presidente de los arquitectos técnicos considera que contribuirá a fijar población.

Elviña tiene la mayor subida

Los 2.231 habitantes de más del núcleo urbano suponen una subida del 1,06%, mientras que la periferia creció en conjunto en 891 vecinos, es decir, un 1,3%, y se acerca a los 17.000. Por comparación, en 2021 el casco urbano había caído un 1,24% y las parroquias exteriores se incrementaron un 5,7%.

Por núcleos, las mayores subidas y bajadas en términos relativos se dieron en zonas muy poco habitadas: Monte Mero creció más de un 15%, pero pasó de trece a quince vecinos, y un núcleo de Vío aumentó su censo en casi un 20% al subir de 21 a 25 vecinos. Descontando estos casos, los mayores incrementos se dieron en Castro de Elviña, que pasó de 447 a 504 vecinos, esto es, un 12,75% más, y en San Vicente de Elviña, que pasó en 2022 de 490 a 540 habitantes, un 12% por encima del año anterior. En Someso se subió un 9,13%, de 931 a 1.016 habitante, y el mayor descenso porcentual fue en A Gramela, que perdió a uno de sus dos vecinos.

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