La longitud del carril bici se duplica en cinco años y los usuarios piden mayor conexión entre tramos

Las asociaciones de ciclistas señalan que muchos tramos acaban de forma abrupta y es difícil circular por las grandes arterias y accesos

Evalúan de manera positiva el mantenimiento, pero demandan una mejor educación viaria

Carril bici en la avenida de la Universidad.   | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Carril bici en la avenida de la Universidad. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA / Enrique Carballo

La red de uso para bicicletas en la ciudad se ha duplicado en un lustro. Entre 2018 y 2023, de acuerdo con el Observatorio Urbano del Ayuntamiento, la longitud del carril bici, contando algunos tramos no exclusivos, pasó de poco más de 23 kilómetros a cerca de 51, dentro de una expansión iniciada por el Gobierno local de Marea Atlántica y continuada por el Ejecutivo municipal socialista. Las asociaciones de ciclistas de la ciudad celebran unánimemente la ampliación de la red, pero consideran que en muchos casos falta continuidad entre los diversos tramos, que hay zonas con problemas de diseño y que resulta difícil emplear el vehículo por las principales arterias de la ciudad, o para acceder a ella. Demandan una política de movilidad que permita a los usuarios de bici moverse por toda la ciudad sin peligro.

Para el tesorero de Mobi-Liza, Fran García, el aumento de la red ciclable es “muy importante” porque tiene un “efecto llamada para que más usuarios cojan la bici como medio de transporte habitual”, por lo que la inversión municipal en la infraestructura “nos parece positiva”. Pero “no todo está bien al 100%”: el principal problema, considera, es que “muchas de las conexiones de carriles bici no están bien terminadas”, con tramos que “muchas veces acaban, sin más”. Como ciclista “no sabes qué hacer, si meterte en una carretera, y para el usuario que no tenga mucha experiencia, puede resultar complicado”, resume García.

En su opinión, es necesario establecer “zonas continuas” de circulación en bici por las arterias de la ciudad, y considera que en las rondas de Nelle y de Outeiro se deberían habilitar “carriles bici exclusivos” que las recorriesen y permitiesen conectar sin interrupciones los diferentes barrios de la ciudad. “Esto facilitaría mucho que la gente pudiera usar la bici como medio de transporte”, mientras que en las vías con tráfico más lento las bicis pueden convivir con el coche en la calzada.

Desde la histórica asociación La Coruña en Bici consideran que “hay zonas muy mal hechas” en la red ciclable de la ciudad, como algún tramo que “de repente desaparece”. “En el Cantón hay carril por dos lados, no está claro cuál es para ir, y en el Colón acaba de forma brusca”, ponen como ejemplo. Además de la falta de conexiones entre vías, fuentes de la organización afirman que hay algunos tramos con “peligro total”, con carriles que pasan delante de paradas de bus; critican en especial la vía que transcurre por la plaza de Ourense, A Palloza y Linares Rivas, que “necesita una reforma urgente”. Otros problemas, indican, pasan por giros “en ángulo recto”.

En cuanto a la posibilidad de introducir vías exclusivas en las principales arterias, desde La Coruña en Bici afirman que “no se puede exigir carril bici en todas las vías”. No lo ven recomendable en Alfonso Molina, por ejemplo, que es “una autopista” y sería “muy peligroso” un tráfico continuo de bicicletas, y tampoco en las vías de “más tránsito”, como las rondas, que “tienen aparcamientos subterráneos y muchos cruces”. La organización apuesta por dirigir las bicis a “calles paralelas” a las principales vías para organizar el desplazamiento de usuarios por toda la ciudad. “Se tardaría un poquito más”, defienden, “pero se iría un poquito más tranquilo”.

El presidente del Club Ciclista Riazor, Iván Montero, considera que el crecimiento de carriles bicis es “siempre es positivo”, pero indica que “donde son más necesarios y tienen que ser más seguros es en las entradas y salidas de la ciudad”, para permitir la comunicación con otros municipios, como Arteixo o Culleredo. Salir o acceder de A Coruña en bicicleta, explica Montero, “siempre es peligroso” en las actuales circunstancias, si bien el presidente del club ciclista explica que crear carriles exclusivos y protegidos sería caro.

En cuanto al conjunto de la ciudad, Montero considera que “siempre es mejor facilitar el tráfico de los vehículos por donde van los propios coches”, pues al crear vías exclusivas “al final estamos robando espacio que también puede ser de los peatones o de los propios coches”. “Ya casi toda la ciudad está a una velocidad”, señala el presidente del Club Ciclista Riazor, que considera que la proliferación de las bicicletas eléctricas permite a los usuarios ponerse al ritmo de los coches, siempre que antes se haya calmado el tráfico. “Abogamos por la convivencia entre vehículos”, resume su postura Montero.

Según coinciden las tres asociaciones, el mantenimiento de las vías ciclistas no es perfecto, pero sí correcto. Montero no ve “grandes desperfectos”, mientras que desde La Coruña en Bici señalan que “la conservación en general no es mala”, aunque “la limpieza a lo mejor es mejorable” y hay zonas con fallos de diseño como saltos o bordillos transversales. Fran García, de Mobi-Liza, existe algún problema menor, como la presencia de erizos de castaños en Salvador de Madariaga, y pide aumentar el número de aparcamientos de bicicletas como parte de las políticas de movilidad.

En cuanto a la formación viaria, desde Mobi-Liza, que realiza cursos para aprender a circular “con seguridad”, demandan inversión “en la formación de los usuarios”. Es una medida que también demandan desde el Club Ciclista Riazor, que señala que se ha comunicado con la Policía Local para potenciar la concienciación “sobre todo en los colegios”.

Bajo las previsiones

Los primeros datos de carril bici son de 2001, cuando la ciudad contaba con unos ocho kilómetros. La cifra fue creciendo lentamente, y a inicios de 2015, año en el que llegó Marea Atlántica al Gobierno local, estaba en unos quince kilómetros. Los proyectos puestos en marcha durante los siguientes años duplicaron la red: el 1 de enero de 2020, cuando el Gobierno local socialista llevaba medio año de mandato, ya se había subido a casi 31,8 kilómetros.

El 1 de enero de 2023, el último dato hecho público pues el Observatorio Urbano va con retraso, la cifra se acercó los 51 kilómetros. Pero, pese a este crecimiento, la red sigue bajos las previsiones del plan general de 2013, que preveía llegar a los 87,5 kilómetros. El Concello no respondió a las peticiones de este diario de explicar su política de movilidad o sus planes para el futuro.

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