Adiós tras 35 años apagando fuegos en A Coruña: “Al llegar entendí lo que es tener ideas de bombero”

El cabo Walter López se jubila a sus 60 años tras una larga trayectoria de servicio en el parque de la ciudad

Walter López, ayer, en el parque de bomberos.

Walter López, ayer, en el parque de bomberos. / CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Los efectivos del parque de bomberos de A Coruña homenajearon este lunes por todo lo alto a uno de sus miembros, que les dice adiós tras 35 años de servicio en la ciudad. Al cabo Walter López le ha llegado la jubilación tras una larga carrera profesional “que ha dado para todo”. “Son 35 años que dan para mucho, pero a mí la verdad es que se me han pasado volando”, confesaba ayer López desde el parque de bomberos que se ha convertido en su segunda casa desde que, con 25 años, comenzó a trabajar en A Coruña. “Las cosas aquí han cambiado muchísimo en todo este tiempo, antes todo era mucho más básico”, resume.

López no olvida la primera vez que pisó el parque de bomberos y sus inicios. “Fueron unos comienzos muy bonitos. Venía emocionado y aluciné con todo lo que vi”, explica. Un panorama que ha visto como se transformaba en sus 35 años de carrera como bombero. “Antes había una escasez importante tanto de material como de personal. Ahora hay muchísimos más medios técnicos de los que había entonces, que no teníamos ni Google Maps”, comenta, mientras recuerda algunas de la salidas para apagar incendios en casas ubicadas “en medio del monte” a las que era “difícil llegar”. “Pero siempre llegábamos y lo resolvíamos bien”, celebra.

A lo largo de su vida laboral, Walter López ha visto cómo mejoraban los trajes con los que él y sus compañeros salían a trabajar, los cascos, las cámaras técnicas, las botellas de aire, y cómo se transformaba hasta el ámbito de actuación. “Antes no existían los parques comarcales y teníamos que cubrir todo nosotros todos los días de la semana, lo que suponía muchísimo más trabajo”, explica.

Las intervenciones a las que ha acudido son incontables, pero hay algunas que sí que le han marcado, por la intensidad de los incendios. Entre ellos, el que se produjo en el año 2002 en el cine Riazor, en el que él participó en su extinción. “Uno de los que más me marcó fue el de la fábrica de Finsa, en Santiago, por su extensión, que estuvimos varios días trabajando para extinguirlo”, relata. Tampoco pasa por alto los “numerosos incendios” que hubo estos años en barcos en A Coruña, “uno de los más difíciles tanto de abordar como de extinguir”.

Pero si hay algo que este bombero se lleva tras 35 años de profesión son las vidas que ha salvado. “Lo más gratificante ha sido rescatar a una persona con vida. Este trabajo es uno de los trabajos donde te vas más satisfecho para casa”, celebra López, que considera que su profesión es “de las más agradecidas”. “Muchas veces la gente viene por aquí para darnos las gracias por nuestro trabajo”, asegura.

El bombero deja un hueco en el parque municipal que ocuparán nuevas generaciones, a las que recomienda “que luchen” por lo que quieren. “Para entrar aquí hay que lucharlo, cada vez cuesta más porque hay más competencia. Hay que prepararse bien física y mentalmente”, relata. Pero si hay una palabra a la que López quiere dar valor, es “compañerismo”. “Hay que venir con ganas de aprender y aquí se valora mucho el compañerismo. El trabajo de bombero se aprende una vez entras aquí porque tus compañeros te van enseñando. El día a día de un bombero es el compañerismo”, resume López.

A sus 60 años este bombero cuelga el casco para dedicarse a la familia, cuidarse en el gimnasio y realizar algún que otro viaje. “Y tú espera cuando mi mujer se jubile también”, ríe.

Lo que no le faltará nunca a Walter López serán sus ideas de bombero, una expresión tradicionalmente utilizada para referirse a algo absurdo o descabellado a la que López le da la vuelta. “Siempre me llamó la atención esa expresión y al llegar aquí la entendí perfectamente. Tener una idea de bombero es tener una idea ingeniosa para salir del paso. En algunas intervenciones no tenemos los medios adecuados en ese momento y tenemos que utilizar nuestro ingenio y nuestros recursos para salir del paso”, concluye López, que a partir de ahora saldrá del paso pero fuera del parque de bomberos: “Ahora toca disfrutar de la vida”.

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