Viaje a ‘Hot España’ en los ojos y el foco de María Meseguer

La fotógrafa coruñesa María Meseguer publica Hot España, un fotolibro que invita a viajar, con ella, a través de las localizaciones de las imágenes que lo componen. Sin pretensiones ni hilo conductor más allá del disfrute del camino. “Las imágenes no tienen ningún significado más allá de lo que veo, lo que me llama la atención”, cuenta la fotógrafa. Lugares patrios, como A Coruña, Madrid, Toledo, Cádiz o Valencia, y foráneos, como Rabat, Venecia o Londres, se intercalan en un viaje que ni la misma autora de las instantáneas hubiera pensado trazar: el “recorrido” final es el resultado de la selección de imágenes del equipo de Solar de Ediciones, nacido en Vigo hace dos años de la mano de Ignacio Pérez-Jofre y Juan Gallego, que busca contar el mundo sin palabras.

“Es un recorrido por mi trabajo personal de los últimos 20 años. La foto más antigua está fechada en 2002. Ha sido un proceso muy bonito el de enfrentarse a tu archivo y empezar a seleccionar. Hemos tardado dos años”, cuenta la autora de las imágenes, todas ellas dispares, pero que comparten una característica: la imperfección. Empezando por la misma fotografía de portada que da nombre al libro: la de un rótulo de neón que inicialmente ponía “Hotel España”, pero al que se le han fundido la e y la l, cambiando completamente el sentido del letrero. “Es un símbolo de cómo las casualidades, o los desperfectos, generan un significado distinto a algunos elementos. Su editor, Pérez-Jofre, aporta otra perspectiva: “Claro que el luminoso no ponía HOT, originalmente era HOTEL, pero EL está apagado. Así que esa España turística, ese reclamo visto desde atrás, se ha empezado a fundir. El hotel convertido en un club de carretera. El reverso tenebroso del turismo”, propone. En las páginas de Hot España se intercalan instantáneas cuyo significado se adapta al ojo del lector, por lo que las palabras desaparecen en favor de las sombras intercaladas, los espacios vacíos, los planos detalle que sugieren bodegones del siglo XXI o las fachadas, que cuentan a veces la historia de las ciudades que habitan. “Cada persona puede entenderlas de forma diferente en función de sus vivencias”, cuenta la fotógrafa.