Migrantes y ONG esperan que la regularización acabe con la marginación de los ‘sin papeles’

La legalización de la situación de estas personas les permitirá acceder a empleos y viviendas dignas que ahora se les niegan

Su vulnerabilidad les convierte en víctimas de mafias y les impide disfrutar de beneficios sociales

Migrantes en una actividad formativa en la sede coruñesa de Ecos do Sur. |   // IAGO LÓPEZ

Migrantes en una actividad formativa en la sede coruñesa de Ecos do Sur. | // IAGO LÓPEZ / José Manuel Gutiérrez

“Es la esperanza de todas las personas que están en situación irregular y de todas las entidades del tercer sector que trabajamos con población migrante porque vemos todo lo que nos puede aportar y cambiar”, comenta Lorena Álvarez, responsable del Servicio de Trabajo Social de Ecos do Sur, una ONG coruñesa especializada en la asistencia a los migrantes, acerca de la regularización de personas en situación irregular en España aprobada por el Congreso de los Diputados hace unos días. A Coruña no tiene una elevada población extranjera en situación irregular y la mayoría de la existente procede de Colombia, Perú, Senegal, Nigeria y Venezuela, aunque los naturales de ese último país pueden acogerse a la protección internacional, que les permite residir de forma legal.

“El primer objetivo de una persona cuando decide dejar su casa y su país es alcanzar una vida mejor, lo que implica tener un trabajo y cubrir sus necesidades más básicas para salir de la pobreza en la que está anclada”, explica Álvarez, quien sin embargo dice que el sistema vigente mantiene a los migrantes en la pobreza porque no les permite trabajar de forma legal ni tener acceso a los beneficios sociales. “Los únicos trabajos son esporádicos y muchas veces no les pagan, por lo que se fomenta la economía sumergida, ya que de algo tienen que vivir”, a lo que añade que mafias que se aprovechan de estas personas.

Si encontrar una vivienda es difícil para los españoles por los altos precios y los exigentes requisitos que se imponen, para quienes están en situación irregular es casi imposible acceder a una vivienda digna, ya que Álvarez apunta que “las más baratas están en unas condiciones pésimas y estas personas llegan a vivir en bajos comerciales que no están en condiciones”. No disponer de vivienda tiene además otras consecuencias, ya que les impiden empadronarse, un trámite sin el cual no pueden obtener la tarjeta sanitaria, escolarizar a los menores y disfrutar de otros beneficios sociales. Pero además, cuando intentan inscribirse en el padrón municipal reciben propuestas para hacerlo a cambio de dinero, uno de los abusos que se cometen con estas personas al amparo de la vulnerabilidad en la que se encuentran.

“Nos encontramos que la gente cada vez abusa un poco más, ya que si por hacer limpiezas esporádicas se pagan normalmente diez euros por hora, hemos visto gente que paga solo tres, mientras que en la hostelería hay condiciones de trato penosas”, destaca esta profesional de Ecos do Sur, que también cita que algunas mujeres se ven abocadas a la prostitución para las mujeres, mientras que a otros migrantes se les ofrece trabajo en granjas en las que tienen que dormir con los animales.

Ecos do Sur considera que el idioma y las oportunidades de trabajo en la industria y el mar son el principal atractivo para los migrantes que llegan a A Coruña, pero que no tienen en cuenta que la Ley de Extranjería les imposibilita acceder a un puesto de trabajo durante tres años. “Por eso para sobrevivir hacen lo que haríamos cualquiera, acudir a la economía sumergida con trabajos que no siempre salen bien”, advierte Álvarez. Frente a quienes rechazan a los migrantes, afirma que “necesitamos a estas personas, que aporten con sus impuestos y que pueblen las zonas más rurales de Galicia”. Asegura que “hay gente con muchas ganas de emprender y de formarse, hay enfermeras y profesionales del sector sanitario que si pudieran homologar sus títulos serían mano de obra necesaria”.

Para respaldarlo aclara que anteriormente había más población africana con nivel formativo nulo o bajo, pero que la llegada ahora de Sudamérica tiene titulaciones universitarias pero se ve obligada a trabajar en puestos no cualificados al estar en situación irregular. También pone de relieve que la mayoría vive con temor a ser deportados, por lo que si pierden la documentación tienen miedo de ir a la policía, a donde les acompaña personal de Ecos do Sur. “Siempre preguntan si pasa algo si les paran y no tienen los papeles y tienen miedo a denunciar los abusos o los delitos de odio”, cuyo aumento Álvarez ve “palpable” al haber calado en la sociedad los mensajes xenófobos, de los que dice que “están muy alejado de la realidad porque no tienen acceso a empleos ni a ayudas económicas, lo que tienen son ganas de trabajar y de aportar”.

“A veces quiero volver, pero se me pasa por mi hijo”

María nació en Paraguay y de allí emigró a Argentina, donde vivió varios años y se casó con un español con el que tuvo un hijo, a punto de cumplir los cuatro años. Ahora los tres residen en A Coruña, donde su marido tiene familia, pero ella está en situación irregular. “Nos vinimos por una cuestión de seguridad por nuestro hijo y económica, porque Argentina no está pasando un buen momento”, explica sobre su salida de allí. “Cuando llegamos la pasamos muy mal porque no conseguíamos piso porque al estar los dos sin un trabajo con nómima se nos dificultaba mucho”, a lo que añade: “Tengo conocidos que me dijeron que me dijeron que cuando llegaron aquí la pasaron mal y yo lo comprobé”.

Se esperaba estos inconvenientes porque ya había pasado por ello en Argentina. “Inmigrar no es fácil porque además cuesta mucho dejar tus raíces y tu familia, es doloroso”, dice sobre este proceso, del que señala que aún está pasando por el “duelo migratorio”. “Me cuesta la adaptación porque muchas veces me quiero volver, aunque luego se me pasa por mi hijo”. María es auxiliar de Enfermería, pero no puede ejercer esta profesión al no estar regularizada.

“Estuvimos viviendo en habitaciones en casa de mi cuñado y luego de su tío, pero ahora conseguimos alquilar un piso y estamos establecidos”, explica sobre su residencia actual, mientras que su trabajo se reduce a limpiar casas de forma ocasional. “Necesito tener los papeles para poder tener un trabajo estable porque mi marido solo cobra una ayuda”, indica sobre la regularización aprobada.

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