Ciencia a prueba de H2O en A Coruña

La jornada intensa y continua lluvia que vivió la ciudad el viernes hacía temer que echase atrás a quienes pretendían acudir al día siguiente a Santa Margarita para disfrutar un año más del Día de la Ciencia en la Calle, pero una mejoría del tiempo y el atractivo que tiene esta actividad divulgativa se impusieron a la necesidad de llevar el paraguas en la mano para hacer frente a los esporádicos aguaceros.

Y el entusiasmo de las decenas de escolares que participaron en las actividades desarrolladas en las carpas instaladas en el parque fue una vez más el ingrediente fundamental de esta iniciativa, que cumplió este año su decimoctava edición tras haber sido premiada en 2023 por la plataforma científica Scientix, que cuenta con el respaldo de la Comisión Europea.

El interés que sigue despertando entre el mundo científico y el educativo hizo que este año se alcanzase el récord de entidades participantes, entre colegios, institutos, facultades, asociaciones, centros de investigación universitaria y fundaciones, que tuvieron que distribuirse por diferentes lugares del parque para colocar las 62 jaimas.

“Casi se nos fue de las manos”, comentaba Marcos Pérez, director de los Museos Científicos Coruñeses, sobre la masiva participación, que justificó porque “había muchas ganas de estar en la calle otra vez”. Sobre las actividades expuestas, destacó que “hay cosas nuevas que no habíamos visto nunca, por lo que ilusiona ver todo esto”.

Pérez también aludió al papel que juegan los alumnos en el Día de la Ciencia en la calle, ya que advertía de que “la esencia de esto es que aquí se subvierte la lógica del mundo escolar, en la que los profes mandan y los críos hacen que lo que les dicen ellos”. Frente a eso, en Santa Margarita “sucede al revés, los chavales toman la palabra, además frente a adultos desconocidos y alumnos de otros centros, y esa interacción poco habitual tiene un resultado maravilloso”.

El recorrido por las carpas hacía posible conocer toda clase de demostraciones científicas. Una de las que realizaron los alumnos del colegio público Otero Valcárcel, de Carral, permitía contemplar un “tornado en una botella”. Para ello unieron dos botellas, de las cuales una contenía agua. Tras agitarla, al darle la vuelta el agua caía a la otra pero solo por sus paredes, mientras que el aire de la vacía subía hacia la otra formando un “tornado” en medio del agua.

Alumnas del colegio Franciscanas de A Coruña explicaban a los visitantes sus experimentos con la disección de gallinas y cerdos para conocer sus sistema respiratorio, excretor y digestivo. “Es interesante porque podemos ver lo que aprendemos en clase y cómo son los órganos realmente”, explicaba una de las escolares. Niñas de muy corta edad del colegio A Magdalena, de As Pontes, exponían por su parte como al sumergir trozos de poliespán en acetona este material se disuelve y también con la ayuda de imanes hacían volar mariposas de papel que llevaban un clip en su interior.

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