Arquitectura greco-romana en San Amaro

Xosé Manuel Casabella López*

El cementerio de San Amaro de A Coruña guarda entre sus muros una escogida selección de recuerdos de nuestro pasado, traducidos en piedra por algunos de nuestros más destacados arquitectos y escultores. Entre los muchos panteones y tumbas de vecinos coruñeses aparecen los de ilustres personajes que merecieron el reconocimiento de sus ciudadanos, así como de otros menos conocidos que destacan por su originalidad o suntuosidad escultórica o arquitectónica. Algunos arquitectos de la ciudad colaboraron a dar realce a este magnífico recinto funerario, aportando diseño que ayudaron a su construcción y posterior engrandecimiento, como Fernando Domínguez Romay, Alejo Andrade Yáñez, Juan de Ciórraga, Faustino Domínguez Coumes Gay, Julio Galán Carvajal, Pedro Mariño Ortega, Rafael González Villar, Julio Boán Calleja, Andrés Reboredo López, Eduardo Rodríguez Losada o Santiago Rey Pedreira, por citar algunos de los más conocidos representantes de nuestro arte.

Escultura del ángel con la antorcha caída, posible obra de  Mariano Benlliure. |   // LOC

Escultura del ángel con la antorcha caída, posible obra de Mariano Benlliure. | // LOC / Xosé Manuel Casabella López*

El mausoleo de la familia de José Mariano González, administrador del Banco de España en la ciudad, obra del arquitecto Florián Calvo Rodríguez, es un hermoso y delicado ejemplo de arquitectura “helenística” que une a su refinado trazado, proporciones y composición, una cuidada ejecución y una acertada elección del material empleado, mármol blanco, que proporciona al emblemático monumento la delicadeza y suntuosidad tan característica de este tipo de instalaciones funerarias. Su arquitecto residió en nuestra ciudad en los primeros años del siglo XX y, a pesar de las pocas obras que llegó a realizar, incorporó aspectos estéticos y constructivos que suponían cierta novedad y frescura.

Arquitectura greco-romana en San Amaro

Arquitectura greco-romana en San Amaro / Xosé Manuel Casabella López*

Podría decirse que, en el conjunto del cementerio de San Amaro coruñés este mausoleo, construido en el año 1901, es una de sus piezas más llamativas, tanto por la elegancia de su arquitectura como por su tamaño, por su contundencia y por su entidad y situación en la avenida central del camposanto, que no dudaría en calificar como su más destacable monumento funerario, visto desde el punto de vista arquitectónico.

Karl Friedrich Schinkel, uno de los más importantes arquitectos del clasicismo alemán, explicaba casi un siglo antes, que la principal característica del arte griego residía en su noble simplicidad y en su tranquila grandeza, aspectos que le sirven de inspiración para construir el Mausoleo del Palacio de Charlottenburg, con pórtico delantero de columnas toscanas, de preciosa y limpia arquitectura, que podría haber servido de referencia para construir la distintiva y singular tumba en el cementerio de San Amaro.

Nuestro arquitecto utiliza un lenguaje arquitectónico clasicista de cierto parentesco con el empleado por Schinkel, al que tampoco le faltan influencias del Tratado de Jean Nicolas Durand que, a partir de una elemental retícula ordena la posición de los muros y de las seis columnas toscanas que dan forma a este hermoso monumento funerario.

El aspecto, en cierta manera pagano, del Panteón de San Amaro no trata de imitar un templo clásico, aunque lo recuerda, y huye de buscar cualquier referencia en la arquitectura religiosa, predominantemente neogótica del cementerio coruñés, eludiendo sus elementos representativos más característicos. En este aspecto resulta interesante advertir el protagonismo que adquiere la romántica figura escultórica del ángel con la antorcha caída, probablemente obra del gran escultor Mariano Benlliure, y el poco protagonismo de la simbólica cruz con el sudario desplazada a la parte alta de la cubierta.

En nuestra ciudad no falta ejemplos de este tipo de arquitectura clasicista realizada en los primeros años del siglo, cuando ya se había extendido por toda Europa el Modernismo, cuyos ejemplos más notorios serían el edificio del Banco de España, proyectado en el año 1891 por el arquitecto madrileño José Fermín de Astíz Bárcena, también autor de los edificios del Banco en Valencia y Santander, o el desaparecido Teatro Circo Emilia Pardo Bazán, proyectado en el año 1900 por el arquitecto bilbaíno Atanasio Anduiza Urribarri. En la ejecución de ambos edificios tuvo una destacada participación como Director de Obra el arquitecto coruñés Pedro Ramiro Mariño Ortega, haciendo importantes aportaciones y modificaciones durante su construcción.

Titulado en 1893 en la Escuela de Madrid, el arquitecto Florián Calvo Rodríguez (1865-Ciudad Real 16-12-1922) dejó un interesante y grato recuerdo de su estancia en A Coruña con obras de gran mérito construidas en los albores del siglo XX, como el edificio del “Salón de Modas Villa de París” (1900), convertido posteriormente por el Eduardo Rodríguez Losada en el cine París, o el edificio de viviendas en la calle Juana de Vega esquina a la calle Fonseca del año 1902, momento en que su autor se traslada a Ciudad Real al haber obtenido la plaza de arquitecto municipal de dicha población, de la que posiblemente era originario.

*Dr. Arquitecto Numerario de la Real Academia Galega de Belas Artes. Profesor Honorario y Ex Director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidade de A Coruña