San Andrés inicia el lunes una nueva fase de obras, entre las calles Perillana y Pastoriza

Los trabajos, en la red de saneamiento, solo cortarán un carril y los vehículos podrán seguir circulando hasta Santa Catalina para girar hacia Los Cantones

Las obras de la calle San Andrés entrarán mañana lunes en una nueva fase, informa el Concello, un periodo de trabajos que afectará solamente al tramo comprendido entre las calles Pastoriza y Perillana en el carril con circulación en dirección a la plaza de Pontevedra.

La intervención en esta parte de la calle consistirá en la renovación integral de la red de saneamiento, como paso previo a la reconfiguración del tramo en sintonía con la futura imagen de San Andrés, calle que tendrá plataforma única, un carril por cada sentido de circulación para el tráfico rodado y barreras vegetales como elemento separador entre la calzada y las nuevas aceras de losas de granito.

La circulación de los vehículos en dirección hacia Santa Catalina seguirá estando habilitada como desde que empezaron las obras, por lo que se podrá seguir girando a la derecha al llegar a esta calle en dirección a Los Cantones, según explica la responsable del área de Innovación, Mobilidade e Infraestruturas, Nereida Canosa.

Los trabajos en la sección oeste de San Andrés, comprendida entre Santa Catalina y la plaza de Pontevedra, se llevarán a cabo de forma progresiva, según informa el Ayuntamiento, con el fin de minimizar el impacto y las alteraciones a los residentes y comerciantes de la zona y del entorno.

La segunda reforma que afronta el Concello en San Andrés —la primera del Gobierno de Inés Rey— tiene como escenario el tramo que va de la iglesia castrense hasta la plaza de Pontevedra. Además de los trabajos mencionados, la obra comprende la mejora del saneamiento, la iluminación y todo el mobiliario urbano.

Las actuaciones comenzaron a mediados de marzo y durarán aproximadamente un año. El primer corte en la calle llegó hasta Rúa Nova y el segundo, hasta Santa Catalina. Además, ha habido trabajos paralelos de mejora del entorno, como la sustitución de tablas de madera por otras de granito en la plaza de Santa Catalina y la renovación del pavimento en el tramo desde la iglesia castrense hasta Torreiro y en la calle Sol, zona en la que había mucho desgaste de los adoquines.