El actor y músico gallego Luis Tosar reclamó ayer protección para la cultura y el idioma y ha asegurado que "la gente del sector cultural está siendo más maltratada que nunca". Tosar hizo estas declaraciones antes de recibir en la localidad ourensana de Celanova el XXVIII Premio Celanova, Casa dos Poetas, un galardón que se concede a un gallego por su defensa de los valores culturales de Galicia.

La entrega del premio estuvo precedida por una ofrenda floral delante del monumento de Celso Emilio Ferreiro, coincidiendo con el centenario del nacimiento del poeta. El actor lucense recibió el premio en el auditorio celanovés de manos del presidente de la fundación Curros Enríquez y alcalde de la localidad, Antonio Mouriño, en un acto que contó con la presencia del conselleiro de Cultura, Xesús Vázquez, y el presidente de la Real Academia Galega (RAG), Xosé Luís Méndez Ferrín.

En la entrega también estuvo presente el presidente de la Diputación de Ourense, José Manuel Baltar, el secretario de Cultura, Anxo Lorenzo, y numerosas personalidades del mundo de la cultura.

En su intervención, Tosar se mostró muy honrado por el reconocimiento y con su condición de gallego. "Ando por el mundo con mucho orgullo de ser de aquí", dijo. En cuanto a la cuestión lingüística, afirmó que "las cosas no han mejorado en absoluto". "Esta es una lucha que tendremos que librar durante muchísimos años aunque, a veces, las instituciones no estén mucho por la labor de apoyar este aspecto".

También aprovechó su intervención para mandar un recado a las autoridades sobre el trato dispensado a los agentes culturales. "No se nos puede maltratar, somos transmisores de las emociones, si la cultura desaparece todos desaparecemos de alguna manera. Sé que desde Madrid no nos van a hacer mucho caso, pero aquí nosotros podemos acogernos un poco mejor", indicó.

También reflexionó sobre lo que denomina "la tormenta mediática que hacía creer" que las personas que trabajan en actividades culturales solo vivían de subvenciones.

"En estos tiempos tan malos en los que se han caído ayudas gubernamentales se demuestra que no éramos unos chupones, sino que eran muchas empresas las que dependían del dinero público, aunque esto no es ningún consuelo".