Ardalén, la última novela gráfica del coruñés Miguelanxo Prado, el autor gallego de cómic con más prestigio internacional, es una fábula sobre la memoria que parte de un poema para ofrecer una historia de realismo mágico con héroes y malvados. La aventura en color en 256 páginas fue publicada por El Patito Editorial en castellano y gallego el pasado otoño y a lo largo de este año será traducida a otros nueve idiomas -alemán, holandés, portugués, francés, inglés, italiano, danés, finlandés y turco-.

Contaba ayer Miguelanxo Prado que Ardalén es una "metáfora poética" de unos recuerdos que fueron traídos por un viento desde el Caribe, atravesando el Atlántico, hasta las costas gallegas. "Me inventé el nombre del viento, ardalén. El único idioma que da la posibilidad del doble sentido de la palabra es el gallego. Significa viento del otro lado del océano y viento del mundo del más allá", explica el autor.

La guinda de tan enigmático fenómeno la consiguió el ilustrador hace años en un festival de cine en Costa Rica. Allí, en una conversación con una meteoróloga, supo que existían vientos que atravesaban el océano, aunque ardalén no era su nombre. "Me envió un correo electrónico con la lista de los momentos en los que se había producido ese viento y en una ocasión coincidió con las fechas de mi historia. A veces llega a Irlanda, Reino Unido o Portugal pero en un año de la década de los 50 llegó a Galicia", recuerda Prado, que aprovechó esa coincidencia para desarrollarla para uno de los momentos de la novela.

La historia aunque transcurre en la época actual en Galicia supone el colofón a varias otras memorias personales de un niño huérfano durante la Guerra Civil, de un hombre que se embarca para hacer las Américas perdiendo en los 50 el contacto con su familia gallega, así como las de otras marineros con su peculiar camino de regreso a casa o hacia un misterio.

Ardalén se va tejiendo a raíz de la llegada a una aldea de una mujer, Sabela, que tras perder a su amor y su trabajo busca reafirmarse procurando la identidad familiar. Para ello, necesita encontrar datos sobre su abuelo desaparecido. A pesar de las pocas pistas, decide enfrentarse a una nada que irá entregándole historias de personajes y tiempos pasados que se mezclan y se confunden obligándola a hacer la maleta, derrotada ante la imposibilidad de rehacer su historia. En el terreno de la ilustración, Ardalén es un trabajo con numerosos flashbacks y momentos de ensoñación entroncados con la realidad mediante la combinación de muchos planos y paletas cromáticas.