Nueva edición del concurso

Siete horas de espera para veinte segundos de "fama": así me presenté al casting de OT

Más de 3.000 aspirantes acudieron a las pruebas de la nueva edición del 'talent' en Madrid, donde 84 recibieron la pegatina para pasar a la segunda fase y solo 13 fueron seleccionados para la final en Barcelona

Casting de Operación Triunfo 2023 en Madrid.

Casting de Operación Triunfo 2023 en Madrid. / EUROPA PRESS

Tan solo veinte segundos frente a un jurado después de más de siete horas de espera pueden suponer un cambio radical en tu vida, pasar de ser una persona desconocida a tener una vertiginosa carrera de artista. Este tiempo es lo que tardas en cantar una estrofa y un estribillo, que pueden ser la llave para tu nueva carrera musical. Esto es lo que les ha pasado a las 84 personas seleccionadas en el último casting de la nueva edición de Operación Triunfo 2023, de entre las más de 3.048 que se presentaron.

El mítico talent show vuelve a nuestras pantallas, esta vez de la mano de Amazon Prime. Es así como esta duodécima edición de Operación Triunfo supone una nueva era, ya que el concurso será retransmitido en la plataforma digital y se podrá ver en más de 30 países, por lo que aquellos artistas seleccionados para formar parte de la nueva academia serán escuchados más allá de España. Más de 13.000 personas se han presentado a los castings que han tenido lugar en nueve ciudades de España, cuando en la última edición, la de 2020, solo se presentaron 10.000.

Madrid ha sido la última parada de estos castings. El pasado jueves se batió el record de asistencia en la capital, ya que fue la ciudad en la que se presentaron más aspirantes. En total, unas 3.048 personas acudieron a la cita del talent y solo un 0,43% de los asistentes fueron escogidos para pasar a la segunda fase del concurso. Del total de personas que recibieron la famosa "pegatina", que te permite el pase a la siguiente fase y que tantas ilusiones reparte, solo 13 optarán a una de las plazas en la academia tras pasar por el casting final que tendrá lugar del 2 al 4 de octubre en Barcelona.

Entre esas más de 3.000 personas que decidieron dejar su día a día, madrugar, arriesgarse por esta oportunidad y asistir al casting en Madrid, me encontraba yo. Desde pequeña siempre había querido ser cantante, al igual que muchos de los que decidieron hacer la cola aquel día, y Operación Triunfo era la oportunidad perfecta para alcanzar mi sueño. Así que, desde el momento en el que anunciaron la nueva edición y las fechas de los castings, estaba muy decidida a presentarme en Madrid e intentar ser una de las personas seleccionadas para este año.

La canción perfecta en el momento correcto

Los nervios, la ilusión y las ganas se apoderaron de mí desde el primer minuto, incluso días antes de ir al casting. Todo comienza en el momento en el que tomas la decisión de presentarte y tienes que escoger la canción “perfecta” para demostrar quién eres y que tú tienes lo que ellos buscan para ser el nuevo concursante de esta edición. Este año el funcionamiento era distinto, ya que la organización te daba una lista de 50 canciones para que tú escogieras una. Esto puede jugar a tu favor o en tu contra, ya que no sabes las opciones que puedes tener. En mi caso, tuve la suerte de encontrar una canción con la que me sentía a gusto y con la que podía demostrar un poco quién soy como cantante. La elegida fue Someone You Loved de Lewis Capaldi. Sin embargo, el hecho de tener que escoger entre un listado de canciones limita mucho las posibilidades de “lucirse” o, por lo menos, “demostrar quién eres”.

El siguiente paso era presentarse aquel día al casting. Decidí madrugar para poder estar pronto en la cola, ya que lo más probable era que se presentara mucha gente porque Madrid era la última ciudad en la que tenían lugar las pruebas. Al llegar al Pabellón Satélite de la Casa de Campo, el lugar escogido por el equipo de Operación Triunfo para hacer las pruebas, me llevé una sorpresa: la cola daba la vuelta al pabellón y había mucha más gente de la que se esperaba. Esto solo podía significar una cosa: horas y horas de espera para diez segundos de “fama”.

Antes de llegar al lugar del casting pensaba que sería de las primeras o, como mucho, estaría en la mitad. Para mi sorpresa, era casi de las últimas. Los primeros de la fila se presentaron a las puertas del pabellón a las dos de la mañana, por lo que aquella noche no habían dormido mucho y eso supone poner en riesgo tu voz, que no descansa lo suficiente.

Muchas horas de espera

“Es que es la última, ultimísima oportunidad para entrar” decía una chica con la que tuve la oportunidad de hablar cuando llegué a la cola. Estaba en lo cierto. Madrid era la última ciudad en la que Operación Triunfo hacía el casting, tras haber pasado por otras ocho entre las que se encontraban BarcelonaZaragoza o Málaga. Por lo tanto, esta era nuestra “última oportunidad” para intentar entrar en la academia. En mi caso, era la primera vez que me presentaba a este casting durante esta edición. Sin embargo, había otras muchas personas que lo habían intentado en otras ciudades, incluso habían llegado a hacer pleno. “Estuve en Bilbao, donde se me dio muy mal, y ahora quiero intentarlo aquí” comentó una de las chicas que estaba a mi lado. “Yo quiero entrar, así que lo voy a intentar las veces que haga falta” añadió otra. Cuando yo escuché que lo habían intentado varias veces me puse más nerviosa porque yo solo tenía una oportunidad, mientras que ellas habían tenido varias. En mi caso escogí Madrid porque vivo aquí y no podía ir a ninguna de las otras ciudades por trabajo. A pesar de todo, seguía teniendo una oportunidad para conseguir mi sueño.

Aquellas horas de espera dieron para muchas historias y conocer a mucha gente. “Operación Triunfo es un trampolín para mi carrera musical” me contó una chica que estaba conmigo en la fila. Su nombre es Iris Penche (@irispenche) y me sorprendió mucho que ella estuviera haciendo el casting, porque tiene la suerte de poder dedicarse a la música. “Este mundo es muy difícil” me contaba, pero aseguraba que, costara lo que costara, iba a "tocar a todas las puertas posibles” hasta que una de ellas se abriera. Iris ya se había presentado en otra ciudad durante esta edición, pero no le salió todo lo bien que ella quería y volvía a intentarlo en Madrid.

Nervios y más nervios

Conforme iban pasando las horas y avanzábamos en la fila, mis nervios aumentaban. En esos momentos tan largos de espera se te pasan muchas cosas por la cabeza, pero, sobre todo, piensas en las "pocas" posibilidades que tienes para ser uno de los seleccionados para formar parte de este famoso talent. Además, el hecho de escuchar tantas vocestan buenas y tan diferentes, me hacía pensar en qué podía tener yo de especial para que aquel jurado se fijara en mí en el tiempo tan limitado que tenía para cantar. Mi cabeza no jugaba a mi favor y, en varias ocasiones, quise abandonar, pero al final decidí quedarme y luchar por mis sueños.

Cuatro, cinco, seis y hasta siete horas tuve que esperar para tener mi oportunidad de veinte segundos para cantar la canción que había elegido. En el momento en el que entré al interior del pabellón me paralicé porque empezaba a ser consciente de dónde estaba. "Por favor, por ahí" me dijo uno de los trabajadores del equipo que coordinaba la fila. Aquellas palabras me hicieron poner los pies en la tierra. Esta última parte del casting se dividía en cuatro colas diferentes, una para cada uno de los jueces, entre los que se encontraba la directora de la academia Noemí Galera. No me tocó con ella, pero no le di mucha importancia. Si era lo que ellos estaban buscando, lo vería cualquiera de los cuatro.

Menos de 10 minutos para mi momento, aquel que tanto me había imaginado y para el que tanto había ensayado. Los nervios se apoderaron por completo de mí y tuve que respirar muy hondo para encontrar un poco de tranquilidad. Repasé la letra, tarareré la canción y tomé aire. Era mi turno. Me temblaban las piernas y me costó agarrar el micrófono. Miré a la persona que estaba enfrente de mí y de la que, en aquel momento, dependía mi futuro en este concurso. Empecé a cantar con muchos nervios y eso se reflejaba en mi voz. A la vez que yo cantaba lo hacían otras tres personas más. Aquello era algo con lo que no contaba y que me jugó mala pasada, ya que no estaba concentrada al cien por cien.

Durante aquellos veinte segundos canté con todas mis ganas aquella estrofa y aquel estribillo que tanto me había preparado, pero no fue lo suficiente para convertirme en uno de los 84 aspirantes seleccionados que consiguieron la pegatina y pasaron a la fase dos del concurso. La respuesta a mi canción: un "muchas gracias" una sonrisa. No me hizo falta mucho más para entender que yo no tenía lo que ellos estaban buscando, y que aquellas siete horas de larga espera habían terminado.