Música

Philippe Jaroussky, el mejor contratenor del mundo: "Mi voz es una máquina del tiempo"

"Tras la Covid-19, llenar una sala con recitales u óperas está siendo muy difícil. Por eso creo que conseguirlo es un regalo que el público le hace al artista", afirma

Philippe Jaroussky

Philippe Jaroussky / Redacción

Voro Contreras

Philippe Jaroussky, el conocido como el mejor contratenor del mundo: "La primera vez fue con un recital dedicado a Schubert, que era un repertorio bastante nuevo para mí. La sala me pareció un poco como un escenario de ciencia ficción y por eso estoy muy contento de volver con mi repertorio favorito, que es el de la música barroca".

El cantante francés, famoso por su estratosférico registro vocal y la asombrosa facilidad y gusto para la coloratura, presentará 'Forgotten Arias', un proyecto en el que, con el acompañamiento orquestal de Le Concert de la Loge, recupera melodías de compositores "premozartianos" como Gluck, Hasse, Jommelli o Traetta, algunas de ellas olvidadas durante siglos y redescubiertas por el propio Jaroussky. "Nadie puede decir que hay otros cantantes que cantan estas canciones mejor que yo, porque yo soy el único que las canta". 

"Mi cabeza tiene más ambición que mi voz"

¿Disfruta más cantando arias antiguas o investigando para encontrarlas?

Mi cabeza tiene más ambición que mi voz. Hay arias que las leo y veo «esto lo puedo hacer fácil», y después no lo es. El que llevo a Les Arts es uno de los programas más difíciles de cantar para mí, porque hay graves, agudos, arias de doce minutos… Por eso creo que, aunque este no será un adiós al repertorio de los castrati, sí será uno de los últimos recitales de este tipo que haga. Me gustaría dedicarme a repertorio más íntimos o cantar música de Bach.

¿Qué es lo que más le gusta de salir de gira?

Me gusta mucho hablar después del concierto con el público, porque veo la pasión de la gente que escucha a los artistas. Es un placer salir de gira y ver que hay gente que viaja hasta la ciudad en la que vas a actuar, que reserva hoteles, vuelos o que viene a verme cinco o seis veces a lo largo del año. Esa pasión es un regalo, porque después de la covid ha sido difícil llenar salas con recitales y óperas. Llenarlas es un regalo del público a los artistas. Hay artistas de inmenso talento que les está costando llenar sus recitales.

"Me veo como una atena de transmisión"

¿Qué le aporta al público del siglo XXI una música compuesta hace tres o cuatro siglos?

Muchos me han dicho que les gusta venir a recitales como este porque para ellos es como entrar en comunión con gente que siente igual. Creo que lo importante es que el tiempo se para durante una o dos horas y eso cada vez es más necesario. Que el tiempo se pare durante una hora o dos. Es una música llena de sensualidad pero también de cosas metafísicas. Lo importante de la música clásica, de un quinteto de Schubert o de Tristan und Isolde o de Don Giovanni es que, al salir del concierto, eres una persona diferente a la que entró.

¿Puede convertir a una persona mala en buena solo con la voz?

Creo que no, pero sí tengo la capacidad de mostrar las cualidades del compositor. Me veo como una antena de transmisión, y por eso me gusta más un recital que una ópera. En un recital no tengo que representar un personaje, solo transmitir al público la belleza de la música que estoy cantando. 

También puede transmitir esa belleza como director.

Sí, y después de 25 años cantando cada vez estoy más interesado en transmitir mi visión de la música más allá del canto. Quizá puede parecer un poco presuntuoso, pero siento que puedo aportar algo nuevo.

¿Qué revela su voz de usted?

 El trabajo de la voz es un trabajo increíble. Gracias a este trabajo me conozco más y conforme mi voz cambia veo también como cambio yo. Yo llevo trabajando 25 años con la misma profesora de canto y seguimos descubriendo cosas. 

"Para ser un buen contratenor te diene que gustar serlo"

¿Una voz como la suya es un don o un desafío?

Un poco las dos cosas. Para ser contratenor te tiene gustar serlo. No puedes ser contratenor si no te gusta cantar con una voz aguda. Pero a mí me ha dado más placer cantar con mi voz de contratenor que con mi voz de barítono. Y eso que en los últimos años he trabajado mucho con mi voz de pecho, la de barítono, porque se necesita más en las óperas.

Además de música barroca y clásica ha cantado a Ella Fitzgerald o David Bowie. ¿Una voz como la suya es como una máquina del tiempo?

Sí, es como una máquina del tiempo. El canto es en sí un arte del tiempo porque mientras cantas siempre estás imaginando las próximas notas que vas a cantar. Y es una manera de pensar la vida, siempre mirando el futuro.

"Me pondría histérico si viera a Lady Gaga"

¿Ha aprendido algo de la música pop o el jazz que no había encontrado en la clásica o la barroca? 

Sí, en Ella Fitzgerald o en Nina Simone encontré maneras de cantar con una afinación perfecta que a veces no se encuentra en la voz de ópera. Con la voz lírica estamos demasiado obsesionados con la proyección de la voz. Yo descubrí que con mi tipo de voz, si cojo un micrófono y me olvido de la proyección, me concentro más en los colores y en la afinación, y eso me da mucho placer. He cantado, por ejemplo, «Alfonsina y el mar», que están muy lejos del barroco pero no tanto en el espíritu.

¿Por qué?

Yo no quería cantar «Alfonsina y el mar» porque creo que es la canción más bonita del mundo y también la más triste. Cuando la preparaba me venían a la cabeza figuras del pasado como Mercedes Sosa y eso me hacía pasar mucho tiempo intentando encontrar mi propia voz para esa canción, la tenía que trabajar más que cualquier canción barroca. Cada vez que la canto lo hago con mucho humildad, me pone más nervioso que cantar una cantata de Bach.

¿Envidia el contratenor más famoso del mundo la fama de una estrella pop?

No, es una fama totalmente diferente. Nosotros tenemos el lujo de tener una popularidad pequeña y cuando me reconocen en la calle es de una manera mucho menos histérica que a un artista pop. Yo también me pondría histérico si viera a Lady Gaga por la calle, me volvería loco. Para nosotros es un lujo tener una vida privada normal, aunque nuestra vida no sea normal del todo. 

TEMAS