Tiene prisa Joan Laporta. Necesita enterrar lo antes posible las huellas del delito de la irregular temporada en que cogió al Barça a tan solo tres meses de que acabara con una Copa en el Museo del Camp Nou, frustrado por el desastroso final de la Liga. Prisa y sin un euro prácticamente en la caja, por lo que ha activado el mercado low cost (han llegado dos jugadores gratis, primero Kun Agüero; ahora Èric García) para impulsar la necesaria reconstrucción del equipo. García, de 20 años, firma hasta 2026 con una cláusula de rescisión fijada en 400 millones de euros.

Pendiente, eso sí, Laporta de oficializar quién será el piloto de ese nuevo edificio que intenta implantar en el Barça bajo el obligado signo de la austeridad. Y en apenas una semana ha enviado signos de que va modificando la dirección inicial en torno a la figura de Koeman. El martes pasado, y en una breve reunión, salieron ambas partes enfadadas. Se iniciaba el período de reflexión que permitió escuchar a Laporta decir el pasado viernes una frase que permitía intuir el cambio. “No descartéis a Koeman. Claro que da el perfil”, dijo el dirigente, quien ya confesó el lunes que ese período de reflexión “iba muy bien” y ayer durante la presentación de Èric García, fue un poco más allá: “Me siento muy cómodo con Ronald y espero que él también”.